régimen

Por tercera vez, el oficialismo se colocó a pocos metros de la Asamblea Nacional como si marcara el territorio. Esta vez, el primer vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello, estuvo con el ministro de la Comuna, Aristóbulo Istúriz, y el jefe de los Clap, Freddy Bernal, luego de que marcharon desde la plaza Morelos, frente a la Defensoría del Pueblo, hasta la avenida Universidad, junto a funcionarios, militantes de los partidos del Polo Patriótico y milicianos, en una especie de muro de contención contra la oposición que no pudo caminar hasta el despacho de Tareck William Saab.

“Toc, toc ¿Quién es? El Sebin y la DIM que los venimos a buscar”, ironizó Cabello sobre la orden que tienen las policías política y de Inteligencia Militar de detener al ex disip, Henry López Sisco, y otros dirigentes de oposición, acusados de un supuesto golpe de Estado. No obstante, en forma contradictoria, expresó: “Esa oposición no tiene coraje, no tiene fuerza, ni bolas (sic) para dar un golpe. Activan plan violento”. Y, antes los medios, declaró: “Esa gente está dispuesta a matar con tal de lograr sus objetivos. Han pedido sangre; que sin sangre no va a haber un cambio en Venezuela. Miren: ni con sangre habrá cambio en Venezuela; el cambio comenzó con el comandante (Hugo) Chávez hace 18 años”.

El PSUV dio directrices a la militancia para que se mantenga movilizada, incluso en Semana Santa, “Alerta vigilante; prestos la Milicia Bolivariana para pasar a la alerta combativa cuando la derecha pase la raya y crea que dará un golpe de Estado a Nicolás Maduro. Andan desesperados por la confrontación pero no queremos confrontación; si esa batalla es indispensable que se dé», pidió Cabello, quien aseguró que la oposición no entraría al municipio Libertador, ni a Miraflores, ni siquiera para un café.

Sin mencionar nombres, criticó a quienes no marcharon: «No puede haber dirigente, ministro ni burócrata que no acompañen al pueblo en esta lucha. Si prefiere el aire acondicionado no puede ser ministro de esta revolución”.

Istúriz aseveró que defenderían la revolución “con la sangre en las calles si es necesario” y calificó al secretario de la OEA, Luis Almagro, de enemigo de la Independencia de los pueblos: “No hay ayuda internacional que valga; serán responsables directos de lo que ocurra en las calles. Este peo está prendido y estamos resteados”.

En esa tónica, Bernal amenazó al gobernador Henrique Capriles: “Estamos apegados a la Constitución, pero si llegara el momento de que tuviéramos que agarrar un Kaláshnikov para defender la patria, estaríamos dispuestos a hacerlo, así que no se equivoquen. Capriles usted juega a incendiar a Venezuela, busca un muerto, y será responsable ante la justicia por lo que pueda pasar; no venga llorar si un día de estos ocurre una desgracia y termina en un calabozo junto con sus amigos Leopoldo (López) y Julio Borges”.


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