Las presiones de Estados Unidos sobre los aliados comerciales de Venezuela han empujado a la India a cerrar el grifo a la nación petrolera, que había acudido al país asiático en busca de un salvavidas para su crítica economía.

Durante los últimos meses la India parecía estar destinada a convertirse en el mayor consumidor de petróleo venezolano, apoyándose en las facilidades que Venezuela estaba dispuesta a ofrecer, entre ellas una relajación en los modos de pago debido a la frágil situación de Caracas, acorralada por el alto nivel de riesgo, la desconfianza del mercado y la inestabilidad de su gobierno.

Sin embargo, el conglomerado indio Reliance Ltd, una de la mayores refinerías del mundo y entre los principales importadores del petróleo de Venezuela, confirmó esta semana la interrupción total de sus negocios con ese país a través de su filial en EE UU, y negó cualquier intención de aumentar la demanda de consumo con la nación caribeña.

«Nuestra subsidiaria de los EE UU ha interrumpido completamente todos los negocios con la empresa petrolera estatal de Venezuela, Pdvsa, y nuestra matriz global no ha aumentado las compras de crudo», informó Reliance en un correo luego de ser consultada sobre un posible aumento de la demanda del hidrocarburo venezolano.

Reliance no es solo el mayor importador indio del petróleo venezolano, es también uno de los principales proveedores del diluente que usa Venezuela para procesar su crudo extrapesado y convertirlo en hidrocarburo exportable.

El conglomerado, en manos del magnate indio Mukesh Ambani, «ha detenido todo el suministro de diluyente a Pdvsa y no reanudará dichas ventas hasta que se levanten las sanciones» que EE UU ha impuesto a Venezuela para presionar la salida de Nicolás Maduro.


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