Por JOSÉ ANTONIO PARRA

El día 16 de marzo recibí un correo electrónico de Jacqueline Goldberg en el que me invitaba junto a un nutrido grupo de poetas y figuras relevantes de la literatura, del periodismo y de la actuación a una lectura en el marco del Día Mundial de la Poesía, pero en el contexto de la situación que padecemos los venezolanos. El título del evento era: “Poesía en voz alta. Una lectura por la vida y la libertad” y se llevaría a cabo en la plaza Los Palos Grandes el 21 de marzo. Adicionalmente, este era organizado por Cultura Chacao junto a la propia Jacqueline Goldberg, Luna Benítez, Flavia Pesci Feltri y Elisabetta Balasso.

A pesar de que no suelo ser muy dado a eventos públicos acepté de inmediato. Esa lectura significaba un respiro en medio de la situación descalabrada que atravesamos todos en Venezuela. Ya había ocurrido el primer apagón nacional y los niveles de dispersión que padecemos desde enero, cuando el régimen llevó a un nivel inimaginable su apuesta para mantenerse en el poder, eran ya excesivos.

En lo particular yo padecía también de agotamiento emocional. Como todos, experimentaba una extraña sensación de aislamiento, a pesar de que junto a mis vecinos nos apoyamos codo a codo por esos días sin electricidad ni comunicaciones. Mi caso no era el único y más bien estaba generalizado. Incluso, personas cercanas del medio cultural habían dado cuenta de eso a través de las redes sociales.

Cualquier discurso textual que se pueda elaborar para recrear el horror de una dictadura totalitaria de corte comunista nunca se acercará plenamente a la realidad objetiva. Lo que sentía en particular era un aplastamiento de la psique y de la piel, además de la tergiversación perenne por parte del régimen de los criterios objetivos de la realidad; en este caso, la repetición permanente de simulaciones discursivas. Por ejemplo, si es de noche, el régimen dirá que es de día y, ante una crisis extrema, que hay normalidad. Para alguien en el ámbito del lenguaje, esto es de lo más doloroso.

Por este motivo, la invitación significó la posibilidad de una tregua ante el descalabro continuado, ante el horror del día a día. Y en efecto, apenas llegando y entre rostros afectuosos, la tensión de las horas y de los días previos fue cediendo. No obstante, hubo detalles que duelen, como por ejemplo ver a uno y otro conocido afectado por la pérdida de peso; algo que se ha vuelto usual en un país que solía ser rico y donde alimentarse hoy es una proeza para la gran mayoría.

La plaza Los Palos Grandes estaba plena de gente. Personas de todo tipo habían asistido ese jueves en medio de una ciudad donde encerrarse en casa se ha vuelto usual. Cerca de la tarima estaban Sonia Chocrón y Milagros Socorro junto al maestro Rafael Cadenas. También participaría esa tarde el maestro Armando Rojas Guardia. Flavia Pesci Feltri trabajaba en la logística junto a Luna Benítez alrededor de Jaime Bello-León, quien moderó el evento con gran sobriedad. Asimismo, el movimiento ciudadano, Dale Letra, enmarcado en la protesta pacífica, tuvo participación con un alfabeto móvil basado en el verso del maestro Cadenas, “Florecemos / en un abismo”.

Destacaba un tapiz de la escritora y artista Elisabetta Balasso (La Novia Manca), “Rubedo / Sostenemos sus nombres”. Esta obra es de carácter colectivo y en ella aparecen los nombres de los 249 venezolanos que han fallecido en el ámbito de las protestas en Venezuela.

La lectura se prolongó por más de dos horas y devino en una polifonía de voces que conllevaron a la hechura de un enunciado más allá de cada individualidad, en este caso un enunciado que incluyó registros visuales, como por ejemplo la serie de fotografías que de los participantes hizo Claudia González Avendaño (@c4r4c4soy) por iniciativa propia. Los tópicos que aparecieron en la lectura giraron predominantemente en torno a la libertad en sí y la represión, la incertidumbre, el miedo y el descalabro que atravesamos.

Esa tarde fuimos pasando uno tras otro para leer nuestros textos, que más que eso eran nuestras formas de hacer catarsis. Ahí vimos al atardecer pasar mientras ello nos recordaba la mayor de las verdades: todo esto pasará. Algunos nos sentamos en el suelo mientras esperábamos para la lectura. Ahí estaba Naky Soto casi dos semanas después de que su esposo, Luis Carlos Díaz, pasase un día arbitrariamente detenido por la policía política. Y fue un saludo con la noción implícita de que de todo esto saldremos. Ahí estaba el excelentísimo embajador de Italia, el poeta Silvio Mignano, quien también leyó. Estábamos no solo personas de la cultura, de las letras y de la actuación, sino también ciudadanos corrientes unidos en una plegaria. Ese fue el caso de Neta Pavone, destacada activista fitness y de vecinos míos de Macaracuay. De hecho, sin esperárnoslo, la etiqueta #PoesíaEnVozAltaPorVenezuela fue tendencia ese día.

Esa tarde fuimos muchos que nos unimos para que las cosas pasaran; fueron las nuevas generaciones de la bohemia que sin explicación lógica se niegan a perder la esperanza. Fue en particular el joven poeta Luigi Ángel Guerrero Ovalles, fallecido el 23 de enero durante una marcha en San Cristóbal y cuyo texto, “Sistema”, fue leído por Tibisay Guerra, de @AutoresVzlanos. Dicho poema había sido enviado al II Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas en 2017.

Al final, nos fuimos yendo uno a uno y una vez más un abrazo con tanta gente querida, como Graciela Yáñez Vicentini, Mirco Ferri, Gabriela Lepage o Lorena González; un abrazo como tantas veces lo hicimos cuando este país era una democracia y como lo seguimos haciendo a pesar de esta amarga noche de la que sin duda saldremos.

Cuatro días después volvíamos a quedar sin energía eléctrica en todo el país.

Ese día 21 de marzo leímos textos los escritores: Rafael Cadenas, Armando Rojas Guardia, Alfredo Chacón, Adriana Gibbs, Ana María Hurtado, Ana María Velázquez, Arturo Gutiérrez Plaza, Astrid Lander, Beatriz Alicia García, Carmen Verde, Edda Armas, Edgar Vidaurre, Elisabetta Balasso, Flavia Pesci Feltri, Gabriela Kizer, Gisela Cappellin, Graciela Yáñez Vicentini, Héctor Caldera, Joaquín Marta Sosa, Jorge Gómez Jiménez, José Antonio Parra, Karla Castro, Leonardo Melero, Luis Gerardo Mármol, María Gabriela Rosas, María Antonieta Flores, Milagros Socorro, Moraima Guanipa, Naky Soto, Ricardo Ramírez Requena, Rodrigo Lares, Silvio Mignano, Samuel González-Seijas, Sonia Chocrón, Tibisay Guerra, Tina Oliveira, Yéiber Román, Yoyiana Ahumada y Zaira Castro. Asimismo, los actores: Julie Restifo, Luigi Sciamanna y Javier Vidal.


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