Por JOSÉ ANTONIO PARRA

Jesús Torrealba (Caracas, 1968) es un artista visual que ha llevado a cabo una propuesta porno erótica sumamente interesante y reconocida. Ha participado, asimismo, en muestras tanto individuales como colectivas y fue colaborador de importantes publicaciones como El CamaleónÉlite y Exceso durante los años noventa. Desde el año 2000 y hasta la actualidad ha colaborado con publicaciones encuadradas en el cómic, entre las que se cuentan ÉtnicaZuplementoVenezuela en Cómics y Cómic Mitos Urbanos. Adicionalmente es coleccionista de artefactos culturales porno. A propósito de su trabajo le hemos hecho la siguiente entrevista.

―¿Qué es el erotismo para Jesús Torrealba?

“En ese aspecto soy muy ‘freudiano’, creo que el ser humano gira en torno a la sensualidad y sexualidad, cada quien lo exterioriza, canaliza o incluso anula según su parecer. Para mí es la fuente de placer primigenia, la actividad más lúdica y reconfortante, y cuando me refiero a actividad no lo limito al acto sexual, sino que abarco todo un universo contemplativo de gustos y placeres, para poner un ejemplo, creo que hay erotismo a torrentes en una joven decidiendo qué jeans le quedan mejor en una tienda de ropa, probándose los tacones más insinuantes en una zapatería o degustando un helado de chocolate. Es eso lo que busco capturar en mi obra artística, pero no pongo barreras, puedo ir de lo más sugerente a lo más frontal y explícito, hay potencial artístico en el erotismo más sofisticado y en la pornografía más ruda”.

―¿Por qué la experiencia vintage?

“Porque mi experiencia lúdica está muy ligada a mi infancia y recuerdos. Soy un poquito el mismo chiquillo que adoraba los monstruos de la TV en blanco y negro y los cartoons de personajes clásicos animados, pero al entrar en la adultez la figura femenina con su belleza se apodera de mi interés, entonces fusiono ambos elementos. En la Venezuela de mi infancia y juventud (años 70 y 80) la TV, los cómics, el cine y hasta el aspecto de Caracas mantenían muchísimo la presencia de la estética de los años 50 y 60 occidentales, aún daban series de TV en blanco y negro y ‘estrenaban’ películas ya clásicas, todo eso mezclado con una TV más actual, cómo no, pero iban en paralelo. Las calles de mi ciudad tenían carros último modelo pero no era raro ver alucinantes Chevys, Fairlanes, Buicks de los años 40 y 50 y hasta muchos buses eran vehículos de 25 años atrás. Sumemos a eso, el hecho de que estéticamente los objetos, moda y arquitectura art-deco y atomic age son infinitamente más hermosos que lo surgido después, creo yo”.

―¿Por qué el comic?

“Hay dos motivos principales. El primero es su poder comunicacional. Estudios muy serios sostienen que la fusión de esas imágenes simplificadas por el uso de la línea delimitante y el color, al mezclarse con diálogos en globos y onomatopeyas para crear una secuencialidad, se graban en la mente humana de modo mucho más fácil y tenaz que una película o un libro. El lenguaje del cómic es único, poderoso, simple y hermoso. El segundo motivo es que me maravilla la posibilidad de crear todo un mundo épico con solo papel y tinta. El cine, por ejemplo, crea universos extraordinarios pero requiere grandes presupuestos y trabajo de cientos de personas expertas. El cómic permite a un solo artista plasmar una verdadera épica secuencial usando nada más que su talento y esfuerzo. Además agreguemos el punto de su perdurabilidad; el cómic como objeto, la revista, se vuelve un artículo coleccionable, un juguete –o un fetiche si vamos a ubicarnos en el género que manejo–. Hay revistas de cómics que valen verdaderas fortunas y se exhiben al lado de piezas valiosísimas de museo”.

―¿Cuál es tu mayor obsesión en cuanto al erotismo?

“En mí,  y en mi obra, varía de acuerdo a etapas de mi vida. Algunos intereses perduran, como el culto a la mujer natural, sin implantes, el culto al vello púbico y los pies hermosos; pero en general mis obsesiones duran un tiempo y luego mutan. Puedo pasar semanas o meses interesado en mujeres pelirrojas de pechos grandes muy pecosas, entonces investigo ese tema hasta la saciedad y realizo cantidad de dibujos o pinturas, y luego amanezco otro día obsesionado, por ejemplo, con las chicas judeo-árabes con narices prominentes y hermosos ojos color verde miel. Es una aventura divertida y extensa, nunca me detengo demasiado. El único interés que persiste en mi obra es la mujer como ser deseable enmarcada dentro de un universo fantasioso –nunca real– , el universo de mis fetiches”.

―¿Cómo ves la experiencia venezolana en este género?

“Sucede que es un género que se toca a menudo, pero nunca –al menos en mi conocimiento– de modo total. Me explico; existen cineastas, artistas plásticos, escritores, que han trabajado el erotismo e incluso algunos pocos la pornografía, pero ninguno tiene una obra y trayectoria exclusivamente dedicada a este tema. Y es que artistas que se dediquen por completo a esa temática surgen por lo general en países desarrollados, donde hay un público, un mercado, unos editores, unos curadores que sienten interés genuino por el tema, lo respetan y consumen. En Venezuela (imagino que en toda Iberoamérica) esta  temática hiere sensibilidades incluso de gente culta y bien formada. En mi caso por fortuna tengo un mercado más o menos sólido en el exterior, en USA y Europa”.

―¿Cuál es tu apreciación del porno y cuáles son tus figuras predilectas en el género?

“La pornografía me encanta y obviamente nutre mi obra. Celebro con aplausos el hecho de que Internet la masificó y dio la oportunidad de saltarse los intermediarios zagaletones como productoras de películas y revistas que a menudo se volvían roscas y mafias. Hoy día una sola chica si es hermosa, creativa y lista puede vivir cómodamente y hacerse un nombre sólido con solo una webcam o un sitio amateur donde casi todo el dinero de sus fans queda en su bolsillo, es decir, el sueño del libre mercado se cumple en este caso. Eso me lleva a la segunda parte de la pregunta, obviamente las grandes productoras continúan, pero a mí me gusta es el porno amateur, casi siempre está más cargado de creatividad, humor, rarezas, ocurrencias, fetiches que el porno de la industria. Sumemos a eso la maravilla de poder contactar directamente el tipo de mujer y tipo de fetiche que deseas. Por ejemplo, si lo que te gustan son chicas de labios sensuales que fuman puros y sexualizan el acto de humear, encontrarás miles de opciones y chicas para escoger, el universo es ilimitado, tan ilimitado como tu mente, porque el cerebro es el principal órgano sexual”.


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