El vaquero Woody está harto del juguete recién llegado al cuarto de su dueño, Andy. Buzz Lightyear es un guardián espacial con alas, botones y luces, brilla en la oscuridad y demás, y no entiende la animosidad del vaquero consigo. Y es que Buzz no se sabe juguete, está convencido de ser un héroe espacial real. En esta escena se acaba la paciencia de Woody: el desastre, el horror mayor, es decir, estar separado de su dueño, quien además está por mudarse, es una realidad. Andy acaba de alejarse con su madre y hermanita en el auto después de poner gasolina y, por supuesto, no se ha dado cuenta de que no estaban sus juguetes. En pánico, acusa a Buzz de ser el culpable de la separación: en realidad, lo resiente desde que llegó por considerarlo una amenaza a su liderazgo y su tiempo de juego con Andy, y esto es solo la manifestación de la frustración por sus inseguridades y mezquindades.

Pero Woody es listo. Él sabe que está celoso, y sabe por qué, y cuando escenas antes trata de deshacerse de Buzz haciéndolo parecer un accidente, sabe bien lo que hace. Así, su prioridad es siempre estar allí para Andy (juntos, pero eso lo aprenderá más adelante), mientras que la de Buzz es “salvar la galaxia”. “¡Cállate! ¡Cállate, tonto!”, grita Woody desesperado, iracundo, al escuchar las tonterías espaciales de las que se está ocupando Buzz. Woody es el personaje que ve la realidad como es y lo señala a los demás: “No es un láser, es una lucecita que parpadea”, dice refiriéndose al atributo de Buzz (la envidia de láser, dirían algunos). Este, sin embargo, está enfrentado con la realidad. Su vida ficticia termina por meterles a todos en problemas, para comenzar, a sí mismo, cuando decide probar que sí puede volar y termina literal y metafóricamente cayendo en cuenta de que no es un guardián espacial. Buzz es, en esta escena, un antagonista: solo cuando decida que ser héroe no va de salvar la galaxia, sino al amigo que tiene a su lado, dejará de ser un obstáculo. “¡Eres un ju-gue-te!” es la realidad enfrentada a la falsedad en desesperación, ante la insistencia de negar el mundo y a sí mismo. Por fortuna Buzz al final se hará de una nueva misión: reunir a los juguetes con su dueño, redimiéndose. Pocos ilusos lo hacen.

Toy Story (EEUU, 1995). Dir. John Lassetter


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