Debería existir una pintura totalmente libre de la dependencia de la figura –el objeto– que, como la música, no ilustra nada, no cuenta una historia y no lanza un mito. Esa pintura se contenta con evocar los reinos incomunicables del espíritu, donde el sueño se convierte en pensamiento, donde el trazo se convierte en existencia.

Michel Seuphor

(en Agua viva de Clarice Lispector)

La fotografía tiende a inscribirse en una tradición realista, quizás por esa relación directa con su referente que crea casi siempre la ilusión de que la imagen fotográfica es el referente mismo. Los avances tecnológicos han desdibujado cada vez más y más esa línea que nos puede hacer ver la diferencia entre una cosa y otra: con las nuevas tecnologías posiblemente una fotografía de una pipa se parece cada vez más a una pipa. La intención de estos avances ha sido casi siempre de poner a disposición herramientas fotográficas que puedan representar con mayor fidelidad la realidad de nuestra percepción visual.

Sobre esta relación podemos agregar a la particularidad de los avances de la tecnología fotográfica, unas palabras de Stephen Shore, en sus definiciones sobre las características de las fotografías: “La fotografía es inherentemente una disciplina analítica. Un pintor comienza con un canvas en blanco y construye una imagen, un fotógrafo comienza con el desorden del mundo y selecciona una imagen”. A través de una escogencia de “una perspectiva, un encuadre, un momento de exposición y una selección de un plano de foco” el fotógrafo edita el mundo, no lo inventa. Y esta particularidad puede ser una liberación como también una limitación. Conozco a aquellos en donde toda la poesía de la mirada se encuentra justamente en esa selección del mundo y a otros donde es necesario por completo esconder esa realidad, desdibujarla, y en ello crear mundos, y es allí donde su poesía comienza. Hay dos nombres que recuerdo en este instante: Joel Sternfeld y Sarah Moon.

Quiero mencionar también a Richard Benson, fotógrafo, docente y maestro de impresión, él coincide con Shore en su opinión sobre la fotografía y para ello cita al poeta W.H. Auden: “es tanto la gloria como la pena de la poesía que su propio medio no es su propiedad privada, que un poeta no puede inventar sus palabras” y luego Benson termina diciendo: “una observación verdadera cuando es aplicada a la fotografía y la inhabilidad del fotógrafo de inventar sus mundos”.

Ahora, luego de hacer estas citas, me gustaría detenerme en la palabra inhabilidad. Para algunos fotógrafos, no hay manera de rendirse fácilmente ante este escollo, y luchan febrilmente por hacer algo distinto, buscan inventar sus nuevos mundos. Hay algo en estas fotografías de Pierre que hacen que las quiera ver así, cuando a través de varias estrategias de composición el referente se va desdibujando, se esconde, no choca con toda su presencia realista sino que se va presentando y representando en distintas capas superpuestas, alejándola de su particularidad y quizás con ello liberarla para poder potenciar posibles asociaciones de lectura. Un reino de interpretación.

En mi primer acercamiento a estas fotografías me preguntaba ¿qué es lo que estoy viendo?, buscaba el referente en ellas. Luego conversando con el autor y dejándome llevar por su proceso creativo: el uso de la cámara estenopeica, la película blanco y negro, las largas y múltiples exposiciones, todas estas decisiones que remueven y distancian de la realidad, en vez de seguir haciendo la misma pregunta, fui pensando no tanto hacia atrás, sino más bien imaginando hacia adelante, en vez de querer averiguar sobre eso que está allí, fue abrirme a la posibilidad de qué es lo que eso puede sugerir. Y esto abrió un nuevo diálogo: Pierre me habló de su infancia, de sus lecturas, de su familia, de países donde había vivido, de experiencias y vivencias, del pasado y de sus sueños, y cómo estas múltiples asociaciones iban haciendo su presencia en las fotografías que había ido haciendo. Creando un mundo, mostrando su mundo. De esta manera, ahora, con estas imágenes frente a los ojos, es buscar sus posibilidades, más que limitarlas con una definición de qué son, es amplificarlas en sus posibles significados. Aceptar a Pierre en su palabra fotográfica: “esta sí es mi invención” y aceptar el juego de ser espectador, un creador más.

Julio 2018

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Ricardo Peña Bacalao es fotógrafo y profesor de la escuela Roberto Mata Taller de Fotografía (RMTF).

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Noches sin noche

Pierre Paul Dumont

Galería TRESy3

Calle California, Res. Sonora, PB-1

Las Mercedes

Caracas, Venezuela

HORARIOS:

jueves – viernes de 11 am a 6 pm

sábado – domingo de 11 am a 4 pm

INAUGURACIÓN: 12 de julio de 2018


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