Continuamos con nuestro viaje por las nuevas narrativas. En este punto queremos resaltar nuevamente, para aquellos quienes no leyeron la entrega anterior, las diferencias entre las narrativas que exploraremos en este espacio. Nos referimos a la narrativa interactiva como aquella en la que el usuario puede intervenir de forma física en la interfaz, sin que ello implique, necesariamente, una colaboración con contenidos. Mientras que la narrativa transmedia es aquella que se extiende por diferentes canales, que crean una experiencia unificada y coordinada de entretenimiento.

Como podemos ver, si bien los proyectos interactivos pueden ser transmedia, muchos de ellos se consumen a través de una sola plataforma, con frecuencia, la web. Igualmente, los proyectos transmedia no son necesariamente interactivos, aunque las plataformas digitales suelen abrir esta posibilidad. Un par de puntos de confluencia de ambas es que pueden ser relatos abiertos a la colaboración del público y requieren de un público activo ávido de información.

La narrativa interactiva, también conocida como no lineal, tiene antecedentes en la literatura. Por ejemplo, el Cuarteto de Alejandría, de Lawrence Durrell, nos permite navegar por una Alejandría poliédrica, en la que cada personaje nos narra una perspectiva de la trama en el mismo marco temporal. De hecho, podríamos decir que esta tetralogía es también un gran ejemplo de narrativa transmedia, en la que la suma de las partes crea un universo completo, siendo relativamente indiferente el orden en el que lo consumimos.

Como antecedente de la narrativa interactiva, podemos pensar en Rayuela de Cortázar, que puede ser leída en el orden que decide el lector, o en el sugerido por el autor. Por último, un claro ejemplo son las novelas “Elige tu propia aventura” en las que las elecciones del usuario alteran los posibles finales. Por supuesto, la narrativa interactiva está representada por los videojuegos y las aventuras gráficas, que tienen ya muchos años sumergiéndonos en mundos paralelos.

Otro de los formatos pioneros es el multimedia, que tiene ya un amplio recorrido en el entorno periodístico, o educativo, que se caracteriza por ofrecer información a través de diferentes formatos o medios de forma agregada. En Latinoamérica hay algunos medios de comunicación pioneros en el formato multimedia, que comenzaron a crear contenidos interactivos. El Reportaje 360 del diario El País de Cali, Colombia, fue uno de los pioneros. Investigaciones como “Cali, una industria salsera”; “Detrás del camuflado”; o “La hoja sagrada”, despuntaban por su calidad.

Pero los formatos interactivos se presentan en formas diversas. Es digno de mención el proyecto Malvinas 30, un documental transmedia argentino, que revivía años después, a través de la web y las redes sociales, las noticias de la Guerra de las Malvinas, como si se estuvieran narrando en nuestros días. De hecho, creó un personaje que narraba su experiencia como recluta a través de Twitter, con el que llegaron a interactuar auténticos excombatientes de esta guerra que aportaban sus fotos y experiencias en primera persona. Álvaro Luizzi, su creador, retomó esta iniciativa en el Proyecto Walsh, que “revivía” al intelectual argentino Rodolfo Walsh y su experiencia en la investigación de la Operación Masacre, y en #voto 83, en las que relataba el regreso a la democracia en Argentina.

En la siguiente entrega entraremos en materia sobre algunos proyectos venezolanos. 


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