Un conflicto milenario perjudica a los perros. La ciudad de Megasaki tiene un mandamás que los detesta. Responde a una tradición familiar de lucha contra los caninos a favor de los gatos.

Los perros han resistido a los vaivenes de este conflicto. Pero esta vez una enfermedad los afecta, motivo ideal para que la maquinaria propagandística del alcalde Kobayashi genere pánico en la población. No da cabida a alternativas científicas que puedan acabar con el padecimiento del llamado mejor amigo del hombre. Aquellos ciudadanos que apenas tienen algún espacio para la esperanza, son condenados al ostracismo, incluso la desaparición.

La solución del alcalde es llevar a todos los perros a la isla donde vierten los desechos de la ciudad. Ahí, en ese lugar, los animales tienen que sobrevivir en medio de la inmundicia.

Isle of Dogs es la película más política de Wes Anderson. Es un filme animado con la técnica del stop-motion que cuenta la nueva vida de un grupo de perros desterrados de sus hogares. La figura de los personajes y las locaciones recreadas hacen este largometraje muy acorde a los extremos representados en la trama.

Es un filme sombrío porque su contexto es de menoscabo a libertades. Se trata de un alcalde que incluso atenta contra la voluntad de su sobrino, el joven Atari Kobayashi, quien valientemente va a la isla a rescatar a su querido perro Spots.

El cineasta logra además una historia cargada de agudo humor, especialmente en los diálogos entre los perros, quienes tienen que arreglárselas para adaptarse a una vida de comida podrida, mientras añoran las comodidades de los días pasados.

Hay un personaje que le da un dinamismo satírico a la historia. Se llama Chief, con la voz de Bryan Cranston. Es un callejero que no se adentra en esas conversaciones sobre mejores años. Para él, la vida siempre ha sido dura, y la isla de la basura no es más que la reafirmación de una existencia condenada a lo paupérrimo. Es el más pesimista de todos, pero la sapiencia de quien la ha tenido difícil le otorga ese liderazgo que los otros otorgaron.

Sin embargo, Anderson, quien es coguionista del largometraje, logra una balanza con los secuaces de este perro, quienes, en medio del desasosiego, ven insuflada su perspectiva de futuro con la llegada del valiente muchacho en la búsqueda de Spots.

Es verdad, en Isle of Dogs no hay un multitudinario rechazo a la medida del alcalde. La población sucumbe al miedo generado por el régimen y muy pocas personas demuestran su descontento. Los perros lo saben, reconocen que los amos los han abandonado, pero Atari Kobayashi representa el comienzo de un nuevo destino en este acertado y entretenido filme que por los momentos no se estrenará comercialmente en Venezuela, pues es distribuido por Fox. Pero en toda isla del olvido, hay otras maneras.


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