Donde cruzan los humos

de los calderos tristes con la ropa encendida

y el horizonte gris desbarata su vaho

ahí espero

Donde cruzan los humos

de la calle repleta

y el olor del aceite quema el paladar

con la lengua que enreda las vocales

adormecida por el licor acumulado

adormecida por el fermento de la Historia

espero

y no se entiende eso que nos une

y no se entiende el querer perderlo todo y olvidar

Donde cruzan los humos

de los calderos tristes

los calderos fundidos

entre el fuego y el sol

donde el maíz y el café se muelen

junto a los desperdicios

y todo se desprecia en el comercio

de la calle ennegrecida

espero

Donde cruzan los humos

nicotina y dióxido de carbono

alquitrán y benzeno

en partículas finas

gasoil     lubricantes

hidrocarburos policíclicos

y cruza

el pensar turbio del tiempo repetido

espero

Donde cruzan los humos

de la calle repleta

y las mujeres trenzan sus colores sudados

en el centro del ruido

con el hollín trizado sobre el cuerpo

y la turbina enlodada

en la cola del bus

ahí espero

el sabor de una siembra

el silencio

donde un dios nos habita

***

necesito
                                               de este bullicio de gente por las calles
                                      y mi corazón quema nafta (de la
común)
                                                                      como cualquier otro motor urbano

                                                                                                         Ferreira Gullar

Con las manos

obrar en los acentos

perseguir el instante en el tanteo

de un camino de barro sacudiendo

bajo la tapia mustia del asfalto

Piedra rodada largamente

Palpitar

en una respiración de metales

Sobre mi pecho el pavimento hundido

y un mineral se endurece en las afueras

no lo alcanzo

sostengo apenas el taladro

Con las manos obrar en los acentos

piedra rodada largamente

canto

***

Trópico de bronce

sobrio ayuno con sol

sobrio ayuno al descampado

no hubo una pantalla más brillante

el óxido del cielo

sobre la piel

el animal sesgado de la entraña

el rostro sediento

la costra viva

en el calor de la espera

y la ardida sonrisa

mientras contamos el dolor

mientras lo distribuimos

en partes desiguales

mientras se cuela el café

y todo pasa

en cada sorbo

todo pasa

***

Permiso

voy caminando

¿Quién colabora con el hombre ciego?

¿Quién nos puede colaborar?

¿Quién colabora con el hombre ciego?

¿Quién abrió ya los ojos?

¿Quién puede ver?

***

                             La claridad empieza el alumbramiento más horroroso,
la claridad empieza a parir claridad.

                                                                                                     Virgilio Piñera

 

Crudo el aire

cocido ahora por un sol más crudo

fermentan las imágenes

un resplandor hiriente

bruma de arenas

en los ojos

Aquello que la mirada no sostiene

cae el cielo a pedazos

¿quién los calza,

otra vez

sobre nosotros?

Turbio velo de viento en el paisaje

Yo arrastraba con tinta las figuras

y el horizonte se enredaba en mis manos

***

En la tierra saqueada

desierto

no hubo otro nombre

por decir bajo esta sed

el ardor de la ruina

cimbra

incluso el aire

para escuchar

la queja

el grito

tierra y labio agrietado

                    a grito sólido

suelo y cuerpo que excavas

Longitud oeste

latitud norte

río Cuchivero

río Aro

serranía del Imataca

perdónanos

porque

no sabemos lo que hacemos

porque

no decimos lo que sabemos

porque

no hacemos lo que decimos

no decimos lo que sentimos

no sentimos lo que hacemos

no hacemos lo que sentimos

111.843,70 kms2

perdónanos

porque no sabemos

porque no pensamos

porque no sentimos

porque no hacemos

A cielo abierto

concentración gravitacional

y lixiviación en carbón

nombres que roen

para pedirte

lo que no pudimos darnos

lo que no necesitamos

para pedirte

con cianuro

con arsénico

y sin vergüenza

Así las dos nos desgarramos, tierra

así quedamos mano a mano

aquí

nos quedamos

sin palabras sin cuerpo

solo grieta

y desierto

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Valenthina Fuentes Meleán (Caracas, 1985). Licenciada en Artes por la Universidad Central de Venezuela, donde también cursó estudios en Letras. Primer lugar en el X Festival Literario Ucevista (poesía, 2008). Ganadora del XIX Premio Nacional de Poesía Fernando Paz Castillo 2012 con el poemario Sumergida, publicado ese año por la Fundación Celarg. Escritora invitada al XX Encuentro de Escritores Venezolanos del Máster en Literatura Española e Hispanoamericana, Facultad de Filología, en la Universidad de Salamanca, España (2014). Actualmente, tesista de la Maestría en Literatura Latinoamericana de la Universidad Simón Bolívar, e investigadora del grupo Formas Profanas del Centro de Investigaciones Críticas y Socioculturales (Instituto de Altos Estudios de América Latina, USB).


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