Los gases que ha tragado Richard Blanco en todo su ejercicio político dejan secuelas. Y el 4 de abril le tocó pasar una noche en terapia intensiva. “Íbamos a la Defensoría por la avenida Libertador y la cantidad de bombas que nos echaron fue tan grande que me produjo un ahogamiento y tuve que ser recluido en una clínica. Se me subió mucho la tensión y me dio una arritmia cardiaca”.

Entonces era el comienzo de la jornada de protestas que suma más de 70 días. Ahora el diputado de Alianza Bravo Pueblo sigue tomando broncodilatadores y antialérgicos para resistir cada round de represión por el derecho a manifestar pacíficamente.

Este lunes, en el plantón de la avenida Páez, volvió a exponerse a las lacrimógenas y al gas pimienta en El Paraíso. Iba con un pañuelo y sin más. Al día siguiente de la refriega acudió a la Fiscalía para pedir una medida de protección para los vecinos de esta urbanización y de La Vega que han sido víctimas de constantes arremetidas de los cuerpos de seguridad y grupos armados.


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