“¡Asesino, Maduro, asesino!”, gritaron en la autopista Francisco Fajardo. Los ciudadanos demostraron así que el miedo desapareció, que están determinados a dar su vida por un cambio de gobierno, y que la protesta, iniciada el 19-A, adquirió el rango de rebelión civil. Dos hechos lo demostraron.

Primero, una afluencia de manifestantes desde el distribuidor Macaracuay hasta el CCCT. La primera en la historia. La gente no vino en autobuses, como suele suceder para las marchas del gobierno. Se movilizó desde siete puntos de Caracas, unos a pie, otros en motos o en carros. La consigna: “¡Somos millones!”.

“En cada convocatoria, manifestación espontánea, damos muestra de la enorme determinación del pueblo. La diferencia con la dictadura es que no obligamos a nadie a participar; es la ciudadanía que rechaza el régimen de Maduro”, afirmó el diputado Richard Blanco (ABP).

Segundo, la disposición de retar al gobierno y no intimidarse ante la represión, como lo evidencia que no solo se concentraron desde las 10:00 am en la arteria vial que atraviesa la capital, hasta la 1:00 pm, sino que siguieron la orden del gobernador de Miranda, Henrique Capriles, de marchar hasta el Ministerio de Interior, Justicia y Paz, a sabiendas de que serían reprimidos. Y así fue.

La diferencia en esta oportunidad fue que la PNB y la GNB fueron sorprendidos por los manifestantes. La ruta era la autopista Fajardo pero, como los guardias estaban a la altura de El Recreo, cambiaron y se metieron por Chacao. El helicóptero YV1873 trataba de descifrar la estrategia. En lugar de ir por la avenida Libertador, se fueron por la Francisco de Miranda hasta Chacaíto. En esos sitios no había carros murallas, así que la PNB tuvo que actuar de manera rápida para contenerlos.

A las 3:26 pm, los jóvenes de la resistencia y manifestantes intentaron cruzar el bulevar de Sabana Grande, lo que obligó a la PNB a movilizar a 100 funcionarios en motos que, a fuerza de cientos de lacrimógenas, los dispersaron en 20 minutos.

El diputado Carlos Paparoni se les acercó en la esquina de El Rosal y fue repelido con gas. La situación originó varios frentes de lucha para los cuerpos policiales: las avenidas Miranda, el puente de Las Mercedes y la Fajardo, lo que hizo que apareciera un segundo helicóptero. “No vamos a rendirnos ante un régimen que pretende pisotearnos. El llanto de las madres calla ante la determinación de un pueblo que lucha contra la dictadura. Si enterramos a Chávez, luego a Fidel, vamos a enterrar al gobierno de Maduro. Estamos en rebelión civil”, afirmó la presidente de la FCU-UCV, Rafaela Requesens.

Capriles trató de avanzar por El Rosal y le lanzaron bombas. La represión siguió hasta entrada la tarde. El saldo: un diputado agredido, Rafael Guzmán, cuando trató de evitar que detuvieran a una menor de edad. Oficialistas robaron, amenazaron y cortaron con un cuchillo al reportero de Caraota Digital Luis Gonzalo, en la avenida Libertador; en la Miranda, arrollaron a una joven. Otra persona fue impactada por una bomba lacrimógena en la cabeza. Ambos heridos lesionados fueron trasladados a centros asistenciales.

El alcalde de Chacao, Ramón Muchacho, informó por Twitter que en Salud Chacao ingresaron y fueron atendidas 46 personas: 30 por traumatismos, 2 quemaduras, 11 por asfixia, 1 perdigón y 2 por hipertensión.

El diputado Miguel Pizarro recolectó metras lanzadas en la avenida Francisco de Miranda. En una transmisión por Periscope mostró las esferas metálicas, y aseguró que fueron lanzadas desde los cartuchos de la GNB. También mostró cartuchos de bombas lacrimógenas vencidos.

Desde el distribuidor

A las 2:30 de la tarde, con las notas del Himno Nacional ejecutadas por el denominado “violinista por la libertad”, finalizó la concentración. Minutos antes Capriles había expresado desde un camión estacionado en el Distribuidor Los Ruices: “50 muertos, 13.000 heridos, 2.700 presos; una masacre, pero el pueblo, en 50 días, ha resistido. No se cansa porque tiene la convicción de que saldremos del hueco en que nos metió ese coño e’ madre mayor que está en Miraflores. Bandido, corrupto, asesino vas pa’ fuera”. A lo que la gente respondió: “¡Asesino, Maduro, asesino”.

A quienes le preguntaban hasta cuándo duraría esto, les decía: “Esta lucha no es para sacar a una cúpula corrupta; es de contenidos. Por el cambio político. Aquí queremos vivir y morir de viejo. Vamos a marchar y todos los días que sean necesarios. A más represión, mayor resistencia y lucha”.

Se mostró satisfecho porque el portavoz de las Naciones Unidas haya acogido la idea de que una misión constate in situ las graves violaciones de los derechos humanos: “Hay la disposición del alto comisionado de venir personalmente. El delegado habló con el alto comisionado de los Derechos Humanos quien recibió el informe sobre las graves violaciones de derechos humanos en estos 50 días de protesta pacífica y las violaciones de garantías fundamentales, como los derechos a la alimentación y a la salud”. Celebró la posición de la fiscal general sobre la constituyente: “Si las instancias se ponen del lado de la constitucionalidad, tendrán el respaldo del pueblo”.

A su lado Lilian Tintori, en el camión, manifestó: “No vamos a dejar de luchar, ni de estar en la calle”.

El diputado Juan Andrés Mejías condenó la represión: “Cualquier vía que tomemos es bloqueada, pero aquí estamos resistiendo. 50 días en la calle y se equivocan si piensan que con bombas nos sacarán o harán retroceder. Le exigimos a Néstor Reverol que cese la represión. Permitan al pueblo elegir y protestar pacíficamente”.

La dirigente de Vente Venezuela, María Corina Machado, señaló que han sido 50 días de protestas, de rebelión ciudadana que se expresa “con los gochos, los orientales, los mirandinos en pie de lucha”.

Los alcaldes David Smolansky (El Hatillo) y Carlos Ocariz (Sucre) consideraron que ha sido mayor el respaldo popular y diplomático durante los casi dos meses de resistencia que la fuerza desmedida de los cuerpos de seguridad del Estado.

Este y oeste

Los habitantes de Sucre, Baruta y El Hatillo llegaron a la concentración por varios motivos. Unos contra la tiranía, otros en rechazo a la represión y en su mayoría por un futuro mejor. “No podemos ser indiferentes. Hay que persistir. No podemos dejar que la dictadura siga haciendo lo que quiera”, expresó con firmeza Carol Lizardo, en el distribuidor Santa Fe, desde donde partieron hacia Los Ruices a las 11:30 am.

La gente que salió de Santa Mónica, El Paraíso era poca, pero, a medida que avanzaron, el río creció. Los diputados Stalin González (UNT) e Ismael León (VP) exigían la libertad del dirigente juvenil de Voluntad Popular, Eleazar Guerrero. Los estudiantes de la UCV vociferaban: “Ni con tanque ni con lacrimógenas, aquí el pueblo en Libertador”, y “cuál constituyente si lo que queremos en un nuevo presidente”. A su paso dos realidades: la gente que protesta y otros que hacen colas por el pan. A las 12:36 pm, los del oeste entraron en la Fajardo y 10 minutos después se encontraron con quienes venían de Prado del Este, con la Bandera Nacional al revés, en señal de protesta y de exigencia de ayuda internacional.


El tramo de la autopista Francisco Fajardo desde Los Ruices hasta la curva que va al puente sobre Petare es el espacio recto donde cabe más gente en Caracas. 430 metros más que la avenida Bolívar (1.250 vs 1.700 metros, medido en Google Maps) y en algunos tramos es más ancho. Nunca se había llenado un espacio así. Hasta ayer la avenida Bolívar fue el paradigma de máxima concentración de personas.



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