El exilio es un asunto genético y una tradición impuesta a la familia Smolanksy. Tres generaciones han tenido que salir de los países en que se establecieron (Ucrania, Cuba, Venezuela) por culpa de gobiernos totalitarios que cercenan las libertades. El más reciente caso fue el de David Smolansky, alcalde del municipio El Hatillo, quien por la persecución del gobierno de Nicolás Maduro repite el mismo destino que sus abuelos y padre, pero él planea cambiar su historia familiar y luchar para volver a Venezuela.

Smolansky tiene 32 años y desde los 29 comprendió que el exilio era una de las opciones que tendría para escapar de la arremetida del gobierno. La idea llegó a su cabeza y se alojó ahí por un tiempo, comenzó a prepararse psicológicamente ante lo inevitable y cuando el momento fue propicio salió del país. No fue fácil. Duró 35 días en la clandestinidad hasta cruzar la frontera venezolana con Brasil. Ahora que está lejos de su tierra mantiene “abierta” una herida que no sanará fácilmente: dejar atrás la Alcaldía y sus trabajadores, los hatillanos que tanto le enorgullecen, la familia, los amigos, la idiosincrasia, la cultura, la comida criolla y toda Venezuela.

El alcalde tuvo que separarse de todo, incluso de la barba que por más de ocho años lo acompañó y lo distinguía en el mundo político venezolano. El 9 de agosto el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) sacó “su número”, como afirma, y lo destituyeron e inhabilitaron políticamente, además emitieron una orden de arresto en su contra por el supuesto desacato a una decisión del máximo tribunal que prohibía el cierre de vías en su municipio.

En su primera entrevista con un medio venezolano desde que está en el exilio, Smolansky reveló a El Nacional Web que se fue a la clandestinidad el miércoles 9 de agosto antes de que se conociera la decisión del TSJ. Explicó que el video difundido en su perfil de Twitter luego de que se conociera la sentencia lo hizo desde un sitio oculto.

Al joven, que formó parte del grupo de estudiantes que en 2007 lucharon contra el gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez, le informaron que 48 horas después de la emisión de su sentencia se prohibió que cualquier embarcación zarpara de las costas venezolanas. Colombia no fue una opción por el número de personas que cruza la frontera a diario, era muy riesgoso. Brasil era su otra alternativa.

Estando en la clandestinidad emprendió un viaje terrestre por más de 1.300 kilómetros hasta llegar a un sitio cercano a los límites con el país vecino y ahí contactó a la Cancillería brasileña para preguntar si era posible su llegada sin que eso causara algún problema. Tras recibir una respuesta positiva logró dejar Venezuela. Pero para llegar a ese momento tuvo que ocultarse y desviar la atención, incluso hacerse cambios físicos para no ser reconocido: se quitó la barba, usó lentes de leer y una boina “de esas que usan los mayores”.

Reitera que salir en el exilio no es algo fácil y agradable como creen muchos venezolanos.

“Nosotros no debemos cotidianizar lo que es el exilio, no podemos cotidianizar lo que significa para una persona que está siendo perseguida abandonar su país porque eso es muy duro (…) Hay algunos que piensan que el exilio es algo agradable, entretenido, que uno va a países que evidentemente están mejor que Venezuela y uno está tranquilo. No. Uno tiene esa cicatriz, esa herida abierta de haber sido expulsado de Venezuela, de ser desterrado”, dijo desde Noruega, a donde llegó para participar en el Parlamento Global de Alcaldes (GPM por sus siglas en inglés).

Smolansky se convirtió en el primer alcalde venezolano en asistir al GPM y desde ahí expondrá su caso y el de los 12 mandatarios opositores destituidos por el gobierno.

“No se trata de los 12 alcaldes destituidos, ni de un cargo, se trata de 10 millones de personas que viven en los 12 municipios que hoy no tienen a sus alcaldes electos hace cuatro años. Se ha desconocido la voluntad de un tercio de la población venezolana”, aseveró.

Noruega es la tercera parada del hatillano en la gira internacional que comenzó. En Brasil se reunió con el canciller Aloyso Nunes, a quien le agradece por ayudarlo, y en el Parlamento. Luego partió a Estados Unidos y participó en la Cumbre Concordia, donde habló con ex presidentes, líderes políticos exiliados y el primer ministro Tony Blair.

La agenda internacional de Smolansky está enfocada en tres aspectos: denunciar la persecución de los alcaldes como política de Estado para terminar con la descentralización, reiterar la crisis humanitaria y la violación sistemática a los derechos humanos para elevar la presión al gobierno, y encontrarse con la diáspora venezolana.

El alcalde planea reunirse con los venezolanos que migraron por la crisis para discutir cómo contribuir con la salida de Maduro y pensar en un plan de gobierno con todos aquellos que dejaron su tierra.

Al igual que otros exiliados, luchará por la libertad de los presos políticos y expondrá los casos de los más de 100 venezolanos que fueron asesinados durante los cuatro meses de protestas de este año, al igual que los detenidos injustamente y los torturados.

“Yo tengo 32 años de edad y 19 de ellos han sido bajo esta dictadura. Uno lucha por algo que no ha disfrutado, que no ha visto plenamente que es la libertad y la democracia, esos jóvenes que murieron son una inspiración para salir adelante. Si uno se puede levantar en algún momento desanimado, esa lucha que dieron en las calles debe ser nuestra principal fortaleza y les rendiremos honor permanentemente y en mi caso, internacionalmente llevaremos estos casos a donde tengamos que llevarlos”, expresó.

Aseguró que tal y como ha ocurrido en otros países, en Venezuela debe haber cientos de monumentos para el estudiante, el joven caído que sacrificó su vida por la libertad y la democracia. “Tenemos que tener una memoria colectiva que perdure por siglos, porque una nación se hace grande cuando la memoria colectiva es capaz de perdurar en el tiempo, que esos episodios que generaron traumas, tristezas, un antes y después no se olviden. Es responsabilidad de la dirigencia política que se recuerden, pero también es de los ciudadanos no olvidar”.

La prioridad es la cotidianidad

Mientras Smolansky estaba en la clandestinidad ocurrieron varios hechos trascendentes para la política nacional: las primarias de la oposición y el inicio de las conversaciones para el diálogo. Pero el político no se enteró de nada hasta que llegó a Brasil, no tenía acceso a radio, televisión ni internet mientras estaba oculto.

A pesar de no haberse comunicado con todos los líderes de su partido o de la Unidad porque su exilio recién comienza, considera que a diferencia de las alcaldías, las gobernaciones están supeditadas en materia de recursos a la voluntad del Ejecutivo, que ha demostrado que si no apresa al gobernador lo inhabilita como ocurrió con Henrique Capriles y Liborio Guarulla, por lo que cataloga de “situación adversa” lo que podría enfrentar cualquier mandatario regional en el país.

Piensa que el diálogo podría no llegar a nada y se corre el riesgo de que los encuentros sean usados como una forma de ganar tiempo. No niega que deben existir conversaciones cuando existen conflictos, pero para que estas ocurran debe haber normas y reglas claras, condiciones bien planteadas y la palabra debe respetarse para que no sea “una guachafita”.

“Para mí la única negociación que se puede tener es la salida del régimen, plantearle condiciones”, sostuvo.

Reitera que la oposición venezolana debe insistir en el planteamiento del 1° de abril: solicitar elecciones generales con un Consejo Nacional Electoral (CNE) imparcial, pedir un canal humanitario, exigir la libertad de los presos políticos y que cesen las inhabilitaciones, demandar que se respete la Asamblea Nacional. El último punto, agregado desde el 1° de mayo, es desconocer la asamblea nacional constituyente.

El alcalde afirmó que los cinco puntos se conquistan al no abandonar la calle y con la presión internacional.

“No ha habido ex presidente, alcalde o persona con la que me haya reunido en estos días que no me haya dicho que la calle es trascendental para acorralar a Nicolás Maduro, calle pacífica y no violenta. En segundo lugar aumentar cada día la presión internacional. Si son posibles más sanciones, más sanciones. Hay que aislar al gobierno de Nicolás Maduro en un mundo globalizado donde, al lograrlo es difícil que siga en el poder”, dijo.

Pero además de mantener las protestas, Smolansky considera que la oposición debe mantener la coherencia y tener claridad para hablarles con firmeza a los venezolanos, tomando en cuenta que la prioridad de la dirigencia debe ser la cotidianidad de las personas.

“Los que se levantan y no saben qué desayunar y se acuestan sin cenar, que pasan un día preocupados porque si están enfermos no consiguen un medicamento para curarse, quienes llegan en las noches y se meten en sus casas llenos de temor porque pueden ser víctimas del hampa, que después de trabajar 12 horas llegan y no tienen ni agua para echarse un baño o luz para ver la televisión. También porque el dinero no les alcanza porque Venezuela va para una hiperinflación, ahí es donde están los problemas”, expresó.

No cree que el capital político que se demostró el 16 de julio con la Consulta Popular se haya perdido porque el descontento sigue en las calles del país y la situación se ha agravado, por lo que apuesta por la coherencia y la firmeza en la oposición con el objetivo de salir del gobierno, tomar el poder y comenzar a hacer los cambios que requiere el país para superar la crisis.

Uno de los puntos que se enarboló como bandera en la consulta y que fue uno de los objetivos de la oposición desde hace más de un año era el nombramiento de un nuevo CNE, uno imparcial y transparente. Smolansky afirma que la oposición debió haber tomado el paso de nombrar nuevos rectores, algo que pudo haber cambiado el juego político, como lo hizo a designación de 33 magistrados del TSJ, incluso lo planteó, pero no ocurrió.

 “No tengo dudas de que Venezuela necesita urgentemente un CNE imparcial, no puede tener un Poder Electoral que convalidó el mayor fraude de la historia que es la asamblea nacional constituyente. Tibisay Lucena tuvo hasta el 29 de julio para hablarle al país y retractarse, asumir una posición como la que asumió Luisa Ortega Díaz, pero ella convalidó esa sinvergüenzura, al punto tal que fue sancionada por el gobierno de Estados Unidos. Definitivamente el CNE, el TSJ y el alto mando militar corrompido son los pilares que sostienen a Nicolás Maduro. Se debió haber tomado el paso. De hecho, planteé que no solamente se nombraran magistrados sino que se nombraran rectores, pero yo solamente soy alcalde no diputado”, recordó.

“Voy a volver”

El exilio y la clandestinidad de Smolansky no comenzaron el 8 de agosto, en su mente ya todo estaba listo. Pero más allá de la preparación psicológica y los preparativos, el alcalde fue arrancado de la tierra que lo vio nacer y de El Hatillo, el lugar que ha sido su hogar por 25 años.

En su viaje de más de 1.000 kilómetros recorrió parte del país y, aunque ya lo sabía, notó que la crisis en Venezuela es inédita. Pudo observar cómo en los pueblos y municipios todo se sufre más, especialmente el hambre y la desnutrición infantil. De igual forma vio que la frontera es “tierra de nadie” por la cual las personas cruzan diariamente para buscar arroz, café, aceite, harina y otros alimentos.

“El régimen de Maduro, estoy convencido, quiere pasar del autoritarismo al totalitarismo para que el ciudadano este sometido completamente al Estado y dependa exclusivamente de él para comer, respirar y, evidentemente, eso es lo peor que puede pasarle a cualquier sociedad porque el individuo debe ser libre desde que nace”, aseguró.

Smolansky también fue testigo de cómo la guardia nacional está corrompida por algunos funcionarios que en los puntos de control, atravesó más de 30, no están velando por la seguridad de las personas sino que están “pendientes de otra cosa” y son cómplices de situaciones como el intercambio del oro y los minerales. A pesar de esto, sigue convencido de que Fuerza Armada tiene que obedecer la Constitución y al hacerlo será suficiente para que Maduro salga del poder.

Con tanto observado y mucho camino por recorrer para luchar por la recuperación de Venezuela, Smolansky quiere ser el que en su familia marque la diferencia al volver al país que dejó obligado.

“Como lo dije en mi primer video. Voy a volver a Venezuela y espero que sea pronto, no solo volverá David Smolansky y aquellos que están siendo perseguidos políticos sino también millones que se han ido, especialmente esos jóvenes con los que me quiero reunir. Voy a volver y Dios mediante mi familia va a crecer aquí. Yo ni me voy a morir, ni me voy a retirar de la política ni voy a pasar a ser un sujeto pasivo, yo voy a seguir haciendo política. No descansaré desde este rol que tengo desde el exilio para salir de Maduro y de todo este sistema corrupto que lo sostiene”, expresó.


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