La del vaticano no es cualquier diplomacia y, como último recurso para el diálogo y la negociación, es de las mejores herramientas para un país en conflicto. Cerrarle la puerta a la visita del secretario para las Relaciones con los Estados del Vaticano, Paul Richard Gallagher es una muestra clara de que el gobierno no quiere diálogo del bueno y del serio. Para bailar tango se necesitan dos y en esta oportunidad Maduro y su gobierno aún creen que tienen espacio para la maniobra y para correr la arruga en esta crisis. Por ello repiten el esquema de Zapatero y Fernández, las fichas de Samper, para darle tiempo a las jugadas de desgate del gobierno que aunque ven al país en acelerado deterioro y saben que perdieron el afecto y el respeto de las mayorías, su único interés es frenar la opción del referéndum revocatorio.Un diálogo serio sería aguafiestas. Un emisario del Papa sería demasiado riesgoso pues no se prestaría ni a juegos ni a desconocer la verdad de las causas objetivas de la crisis nacional. No hay posibilidad de diálogo si no hay reconocimiento y respeto. Eso no es precisamente lo que los voceros del gobierno quieren. Por el contrario, como no pueden demostrar que sus actuaciones violatorias del estado de derecho tienen soporte constitucional y que a la luz de la comunidad internacional está descubierta la maniobra Gobierno, TSJ y CNE, para nada un diálogo ecuánime tiene cabida en estos momentos.El único objetivo es sobrevivir, no importa cuántos frentes se tengan que abrir con tal de que RR no se logre durante este año. Saben que pierden y poco les importa que miles de venezolanos sigan padeciendo por culpa de su fracasado modelo y por la corrupción galopante a la que fue sometida la nación en los últimos años.Los venezolanos queremos que el país supere esta crisis, cuanto antes necesitamos recuperar y oxigenar a Venezuela. Los demócratas queremos diálogo, serio y constructivo. Si el gobierno demuestra que está dispuesto a aceptar que RR es la base para la convergencia, pudiéramos estar iniciando el camino para sacar a Venezuela del atolladero.


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