Desmarcado desde sus inicios en 2010 de los lugares comunes del ron tradicional venezolano, Ron Castro, desde una estética, llamémosla, soviet vintage, por aquello de la rutilante estrella roja que destaca en sus etiquetas, irrumpió novedosamente en el mercado y vaya que lo ha hecho bien. Su ?espíritu rebelde?, como eslogan de mercadeo, pero también su correcta calidad y versatilidad a la hora de mezclar, lo han convertido en una referencia ineludible, proponiendo así un punto de vista del ron venezolano desenfadado y nada conservador. Alfredo Castro, factótum de la marca, al frente de su eficiente equipo, sin duda, con entusiasmo y tesón, ha logrado posicionar su ron en un mercado muy competido donde las casas de siempre, casi inevitablemente, se llevan la gran tajada de las ventas.Cuatro etiquetas integran la colección de Ron Castro: su Licor de Ron Blanco, Castro Flint, Castro Añejo Rojo y Castro Oro de Indias. El primero, lanzado recientemente, es de los pocos licores de ron blanco hechos en el país. Ligero, fácil y con frescos recuerdos a yerbabuena, su boca es de persistencia media, pero muy agradable. Es perfecto a la hora de mezclar. Por su parte Castro Flint, ron joven con dos años de guarda en barricas de roble y todo un homenaje al imaginario caribeño del ron encarnado por piratas, corsarios y bucaneros, siempre con el capitán Flint como paradigma del héroe pirata, se planta robusto y firme, intenso, agradablemente tosco. Añejo Rojo, con mezclas de hasta cuatro años, sabe darse frutal y vainilloso, agradable y persistente. Oro de Indias, con rones de hasta seis años en su mezcla, se torna más fino, elegante, aromático y complejo, destacándose en él agradables recuerdos a sarrapia y especias. Rico en boca, es persistente hasta el final.Versátiles y ricos, cócteles como el Mojito Rebelde, Espíritu Nevada, Marciano Rebelde, Daiquirí Rebelde o el Alegre Rebeldía ?ver www.roncastro.com.ve? enriquecen el estilo de Ron Castro. ¿Qué más se le puede pedir? ¡Salud!


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