Lo que tenemos de cara al nuevo año es una labor que requiere de las fuerzas de los buenos ciudadanos. Y afortunadamente en nuestro país contamos con bastantes; son muchos los dispuestos a dar lo mejor de sí mismos para sacar adelante a un país descalabrado por todos los errores cometidos en los últimos tiempos. Podrán notar que no incluyo la palabra héroes, porque ya bastante hemos padecido a cuenta de los caudillos que se han paseado por distintas etapas de nuestra historia, «prometiendo el cielo» con base a estrafalarias consignas con las que lograron deslumbrar a un pueblo ingenuo que se dejó seducir por esos semidioses que nos llevaron no precisamente al paraíso, sino que nos tienen, para nuestro pesar, a las puertas del mismísimo infierno.Ciudadanos decentes es la materia prima esencial, esos de raza como Fermín Toro o Andrés Bello, o de la estirpe de Cecilio Acosta, Juan Germán Roscio y JoséMaríaVargas. Venezuela está urgida de responsabilidad, de voluntad creadora, de gentes capaces de producir las riquezas que bien podemos acaudalar con nuestro esfuerzo, sin esperar que sean los balancines que se mecen para sacar petróleo del subsuelo, los que hagan la tarea por nosotros.Cuando el destino me puso en esta coyuntura de tener que salir a hablarle al mundo en reuniones o a través de medios de comunicación, llegué a pensar que sería una tarea difícil de cumplir. No obstante,  conté con las reservas morales con que nos hemos levantado como familia, saqué de mi condición de mujer las lecciones de coraje con que han luchado miles de mujeres por todo el planeta y muy especialmente me inspiraron esas muchachas y esas madres y abuelas que a diario salen a dar su vida por un ideal. Y lo hicimos juntas, unidas, y esa es una enseñanza muy poderosa  que hoy debemos resaltar al momento de proponernos rescatar a Venezuela de las miserias humanas, morales, materiales e institucionales que amenazan con derrumbarla definitivamente.La noche de Navidad, Antonio nos repetía, una y otra vez, que sin unidad el futuro será trágico, que nadie por si solo tiene músculos para hacerse cargo del colosal peso de estas ruinas que deja un régimen que defraudó a los venezolanos cuando ofreció pasar de la Venezuela rentista a la productiva. Desgraciadamente eso no se hizo, y la dependencia petrolera se acentuó y hoy todos padecemos las consecuencias de semejante equivocación.Hablamos también del valor y el papel de la familia, esas que bien formadas darán más riquezas que un pozo de hidrocarburos. Enfrentar la desbordada inseguridad, la alarmante tasa de embarazo adolescente, y las andanzas del narcotráfico y la corrupción, requerirá de una línea de familia con la moral muy en alto.A mis amables y consecuentes lectores, y en nombre de Antonio, los mejores deseos para todos los venezolanos en esta Navidad y próximo Año Nuevo, con un mensaje de fe y optimismo.  Dios bendiga a Venezuela.


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