Tenga la seguridad de algo: en algún momento ya no estarán Miguel Cabrera, Víctor Martínez, Félix Hernández, Carlos Carrasco, Carlos González y muchos más. Es lógico. En cualquier historia el final es inminente. No importa cuánto se tarde o cómo sea. Llega. Incluso esos desenlaces con escenarios abiertos igual son finales. Vale poco qué tan bueno haya sido un pelotero. Para cada uno de ellos el beisbol se acabará en algún momento.

Cuando ocurran los adiós hay una cosa segura: habrá quien tome los focos de atención. Así será al menos en los próximos años. Y aunque no se sabe con exactitud cuáles serán aquellos hombres que integren la nueva generación de ídolos, sí se puede proyectar a los que poseen mayores probabilidades.

Entonces… ¿Por qué no hacer un equipo con esos jugadores venezolanos que cuentan con 24 años de edad o menos, y están en las Grandes Ligas o cerca de debutar? Será divertido.

Catcher: Es la posición en la que las promesas tardan más en hacerse realidad. La responsabilidad de ser el director de la orquesta no la puede tener alguien verde. Pocos alcanzan un tope tan jóvenes, como Salvador Pérez, por ejemplo. En este momento no hay ningún criollo por debajo de 24 años que tenga una careta en las Mayores. Pero si hay que escoger uno que parece listo para cargar con el peso es Luis Torrens (21 años, Padres de San Diego). Pasó toda la campaña anterior en el equipo grande por ser un escogido en Regla 5. Su defensa del plato es destacable y solo se espera más producción con el bate.

Primera base: Si es muy lento para los jardines, muy corpulento para el campocorto o la segunda, y no tiene un buen brazo para la antesala o la receptoría, terminará en la inicial. Es una posición a la que se llega por impedimentos de cubrir otras. Pero en el beisbol siempre ha existido una regla: El hombre que esté allí debe tener poder. Renato Núñez (24 años, Atléticos de Oakland) es perfecto para intentarlo un día. Ha crecido físicamente, es un jonronero y las lesiones lo han atacado.

Segunda base: Rougned Odor (24 años, Rangers de Texas). Sí, le falta más lectura al batear. Es vulnerable. Pero quién puede poner en duda su capacidad para sacar la bola. Es el encargado de ser el camarero de la lozanía venezolana.

Tercera base: Es otra posición a la que se llega después de descartar otras. Fíjese en Miguel Cabrera: firmó como campocorto pero su envergadura física lo llevó a la esquina caliente, el mismo lugar en donde estará el hasta ahora torpedero Kevin Maitán, firmado en 2016 pero que aún no está listo para la gran carpa. Gleyber Torres (21 años, Yanquis de Nueva York) es un buen candidato. Su estatura es de 1.85 centímetros, pasa los 90 kilos y puede desarrollar poder a medida que aumente su musculatura. Mucha gente espera su debut. Es uno de los 10 mejores prospectos de todas las Grandes Ligas.

Campocorto: Venezuela produce petróleo, escándalos gubernamentales, migrantes y manos capaces de jugar en el shortstop. Es complicado escoger a un joven talento que lleve el estandarte de la posición entre tantos que pueden hacerlo, incluso el mismo Torres está calificado. Pero como hay que señalar a uno ese sería Franklin Barrero (22 años, Atléticos de Oakland). De él se ha hablado mucho tiempo; puede batear y ser un gran defensor. Las expectativas que causa son tremendas.

El próximo lunes escribiremos sobre los jardines, pitchers abridores y relevistas. Seguramente no estará Ronald Acuña jr. (sarcasmo).  

 @AnSanchezRu


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