“Las civilizaciones del vino son finas y delicadas. Porque respetan los más preciados valores humanos: el tiempo, la paciencia, el gusto y el equilibrio”. Esta parece haber sido la consigna que la familia Torres ha seguido desde que sus fundadores, en 1870, construyeran la primera bodega en Vilafranca del Penedès. Porque hablar de Cataluña es hablar de terruños especiales y también de Miguel Torres, casa que se ha hecho un prestigio que muchos productores quisieran ostentar.

Etiquetas que van desde el Gran Sangre de Toro, mezcla de garnacha, mazuelo y syrah, al complejo Gran Coronas, puro cabernet sauvignon; al Nerola, blend de syrah y monastrell y al merlot Atrium. Entre los tradicionales, se cuenta el conocido Coronas, tempranillo afinado con un mínimo de cabernet sauvignon; el Sangre de Toro, mezcla de garnacha y mazuelo, vino que en 2004 celebró 50 años de su primera cosecha. Blancos como el Viña Sol y Gran Viña Sol, el Milmanda o el Fransola, destacan por su limpieza, frescura y complejidad. Etiquetas de excepción y alta expresión, denominados Vinos de Finca como el Reserva Real, de producción limitadísima y acertada conjunción de cabernet sauvignon, merlot y cabernet franc; el portentoso y laureado cabernet sauvignon Mas La Plana; el pinot noir Mas Borràs y el muy típico Grans Muralles, mezcla de monastrell, garnacha, garró, samsó y mazuelo, resumen lo mejor de Miguel Torres cosechado en Penedès.

No contentos con esto, en 1979 Torres invierte en Chile, vislumbrando antes que muchos el rico potencial del país del sur. Con su base en Curicó, etiquetas como Manso de Velasco y Conde de Superunda –de los mejores tintos de todo Chile-, Las Mulas, Santa Digna, Cordillera, los Gran Reserva Miguel Torres, un espumoso 100% pinot noir, y un vendimia tardía puro riesling muestran la paleta de aromas chilenos. También Marimar Torres, hermana de Miguel Nieto, inicia un proyecto en California en los noventa, dedicándose a la producción de vinos finos a partir de vidueños chardonnay y pinot noir. ¡Salud!

“Las civilizaciones del vino son finas y delicadas. Porque respetan los más preciados valores humanos: el tiempo, la paciencia, el gusto y el equilibrio”. Esta parece haber sido la consigna que la familia Torres ha seguido desde que sus fundadores, en 1870, construyeran la primera bodega en Vilafranca del Penedès. Porque hablar de Cataluña es hablar de terruños especiales y también de Miguel Torres, casa que se ha hecho un prestigio que muchos productores quisieran ostentar.

Etiquetas que van desde el Gran Sangre de Toro, mezcla de garnacha, mazuelo y syrah, al complejo Gran Coronas, puro cabernet sauvignon; al Nerola, blend de syrah y monastrell y al merlot Atrium. Entre los tradicionales, se cuenta el conocido Coronas, tempranillo afinado con un mínimo de cabernet sauvignon; el Sangre de Toro, mezcla de garnacha y mazuelo, vino que en 2004 celebró 50 años de su primera cosecha. Blancos como el Viña Sol y Gran Viña Sol, el Milmanda o el Fransola, destacan por su limpieza, frescura y complejidad. Etiquetas de excepción y alta expresión, denominados Vinos de Finca como el Reserva Real, de producción limitadísima y acertada conjunción de cabernet sauvignon, merlot y cabernet franc; el portentoso y laureado cabernet sauvignon Mas La Plana; el pinot noir Mas Borràs y el muy típico Grans Muralles, mezcla de monastrell, garnacha, garró, samsó y mazuelo, resumen lo mejor de Miguel Torres cosechado en Penedès.

No contentos con esto, en 1979 Torres invierte en Chile, vislumbrando antes que muchos el rico potencial del país del sur. Con su base en Curicó, etiquetas como Manso de Velasco y Conde de Superunda –de los mejores tintos de todo Chile-, Las Mulas, Santa Digna, Cordillera, los Gran Reserva Miguel Torres, un espumoso 100% pinot noir, y un vendimia tardía puro riesling muestran la paleta de aromas chilenos. También Marimar Torres, hermana de Miguel Nieto, inicia un proyecto en California en los noventa, dedicándose a la producción de vinos finos a partir de vidueños chardonnay y pinot noir. ¡Salud!


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