Cuando nos planteamos cuál fue el balance de salud en el año que pronto culmina, obviamente predomina lo negativo. La crisis de salud se ha profundizado y agravado aún más, inclusive se había pronosticado a finales de 2014. En el inicio del año 2015 la crisis hospitalaria fue la que abrió los portales de las páginas de noticia con el fallecimiento, en el mes de enero, de 13 pacientes del servicio de cirugía cardiovascular del hospital Clínico Universitario de Caracas, quienes requerían cirugía de alta envergadura y que no pudieron ser intervenidos por falta de insumos y materiales médico quirúrgicos. De esa fecha en adelante los acontecimientos en cuatro aspectos fundamentales del sector salud: Crisis hospitalaria, déficit de insumos y materiales médico quirúrgicos, además de medicamentos esenciales, recursos humanos e inseguridad hospitalaria, han sido reseña constante pero de manera más preocupante y nada favorable para la atención de los pacientes en comparación con años anteriores, y me refiero no solamente al sector público, sino también al privado. Es inconcebible que cada vez que comienza un nuevo año, el pronóstico sea cada vez más grave.En relación a la crisis hospitalaria, el número de camas operativas ha disminuido a nivel nacional, sobre todo en los 240 hospitales que dependen del Ministerio de Salud. El porcentaje de ocupación en los mismos se ha reducido este año ya que hay servicios cerrados por remodelaciones inconclusas; además, aumentó el número de población que tiende a acudir al sector privado y esto se relaciona con el incremento de coberturas por seguros privados en los empleados públicos, de manera que la atención privada también está colapsada. Los centros de atención privados no escapan de la crisis pues cada día se ven más comprometidos para dar respuesta a un número creciente de pacientes. En este sentido, según los conocedores de este sector, ya se maneja un porcentaje de escasez de insumos y materiales que ronda el 68%, de medicinas en 72%, de repuestos para equipos médicos en un 91% y no ha habido compras de nuevos equipos en este año. Por supuesto el déficit de insumos en el sector público es alarmante, hasta de materiales de uso corriente como soluciones para hidratación, un ejemplo en relación a la grave escasez de materiales es el área de neurocirugía ya que no ha dispuesto de insumos en todo el año para la atención de hidrocefalias, aneurismas y traumatismos craneoencefálicos. No obstante, hay falla de otros insumos médicos y quirúrgicos que abarcan otras especialidades.Uno de los aspectos más preocupantes a destacar de este año,  es el déficit de medicamentos esenciales que ya está alrededor de un 70% o más, a nivel nacional. El paciente crónico que depende de un tratamiento para mantener unas condiciones clínicas estables en relación a su enfermedad, siente que su vida está en riesgo por esta escasez. Un ejemplo dramático es el área de oncología, por la falta de quimioterapias que conforman distintos protocolos de atención según el tipo de cáncer que pueda tener un paciente. La deuda con el sector farmacéutico esta en más de 4 millardos de dólares, se importa poca cantidad de materia prima para producir medicamentos en el país. La falta de recursos humanos especializados es crítico en el sector público, sobre todo en áreas como neonatología, anestesiología o medicina crítica, cada día hay menos médicos que quieran trabajar en los hospitales, esto es condicionado por el salario que sigue siendo precario en estos tiempos y las malas condiciones de trabajo. La inseguridad hospitalaria sigue galopando y nombro un caso reciente, el secuestro de un colega en el propio estacionamiento del Hospital Algodonal, quien afortunadamente fue liberado. No quiero dejar de mencionar la situación epidemiológica, ya que según expertos, de manera extraoficial el año finaliza con más de 125.000 casos de malaria, 33.000 casos de dengue con tendencia a ascender, más de 14.000 casos de chikungunya, y la amenaza latente del virus Zika, con casos sospechosos en dos estados del país, también la epidemia de varicela o lechina con más de 33.000 casos. Este año fue emblemático por la suspensión del boletín epidemiológico oficial, los epidemiólogos están totalmente desinformados al respecto y esa información es vital para poder tomar las medidas pertinentes. Agrego que hasta la fecha se desconocen las cifras reales de mortalidad materna e infantil. Para concluir este alarmante balance, además de asignar y pagar las divisas que corresponden al sector salud se tienen que solucionar otros problemas, uno de ellos, por ejemplo, es el cambio de este modelo de gestión centralizado que ha perjudicado tanto. En caso contrario pudiéramos pronosticar el quiebre total de la salud en Venezuela para el año que está por llegar. No quisiera reiterar una vez más lo que está a la luz de todos: En Venezuela está prohibido enfermarse.@mariayanesh


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