Yordano
Foto Williams Marrero

Por Humberto Sánchez Amaya

“Hoy sí estoy cansado”, dice Yordano en el camerino. Termina la tarde del lunes y por delante tiene dos conciertos, uno a las 7:00 pm y otro a las 9:00 pm. Fue un fin de semana ajetreado, pero reconfortante por el reencuentro con el público caraqueño, fiel, consecuente.

Se acomoda frente al espejo. El cuello primero, luego las mangas. Huele bien en el lugar. Hay duraznos, fresas y una bandeja de la Pastelería Danubio que todavía no se ha abierto. Los olores se entremezclan y es agradable solo pensar en la promesa para el descanso.

Con esos dos conciertos son seis presentaciones en cuatro días. Pero no hay pesares, sino satisfacción y agradecimiento. En total fueron 2.860 espectadores en el Centro Cultural BOD.

A las 7:30 pm se apagan las luces y la banda toca “Hallelujah” de Leonard Cohen.  El cantante rememora, no sin suspirar y con la voz entrecortada, la versión que hizo Jeff Buckley de ese tema. “Yo desperté del coma con esta canción después del trasplante”, dice. Se seca las lágrimas, mientras es aplaudido antes de presentar el primer tema de su repertorio de la noche: “Vivir en Caracas”.

Yordano se siente cómodo. Lo acompañan, además, viejos amigos, músicos que realzan una obra que inmediatamente es correspondida con aplausos, cantos y algunos ojos aguados entre los asistentes.

A su derecha está Eddy Pérez en la guitarra y a su izquierda el percusionista Carlos “Nené” Quintero, otrora también integrante de la Sección Rítmica de Caracas. Además, la receta mejora con Nelson Sardá en la batería, William Velásquez en el bajo y los coristas Thalia Samarjian y Edgar Sibada.

En el camerino había dicho que tenía catarro y es un detalle que no se guarda. Lo comenta y ofrece excusas cada vez que tiene que sonarse la nariz. Pide que le bajen volumen al micrófono y, refugiado en la complicidad del encargado de iluminación, procede a oscuras. La gente ríe y aplaude. “Estoy en confianza”, afirma. La afección le quería hacer una mala jugada, pero no puede. “Tal vez es veteranía, pero antes así no hubiese podido cantar”.

Fue una noche no solo para la nostalgia y la reafirmación de la esperanza. Son los recuerdos que evocan sus canciones, esas letras que relatan sentimientos tan cercanos como los lugares en los que uno se imagina que transcurre la vida de esos personajes. La música de Yordano es urbana, no por responder a un género, sino por el contexto de su génesis; la fantasía de esas notas que retumban en las calles de una ciudad que se quiere como ese lugar para enamorarse o desenamorarse.

Antes de la cita había dicho que tocaría un tema nuevo, de los que prepara en Nueva York con José Luis “Cheo” Pardo para un próximo disco que prevé lanzar en 2018. “Voy a tocar una con la banda, y si me da nota tocaré una yo solo”. Y en tarima, le dio nota. Primero interpretó  “Una vez más” y luego, “contraviniendo indicaciones de los jefes”, sonó “¿Para qué llorar?”.

Prometió que al salir el álbum hará un show para tocarlo de principio a fin, aunque tal vez no sea lo más deseado por el  público. “Una vez vi una entrevista a Mick Jagger en la que decía que nadie quiere escuchar las canciones nuevas en un concierto. Los Rolling Stones son complacientes en eso. Uno los ve y tocan una canción, o dos a los sumo, del disco más reciente”.

El artista no ofrecía un show con banda en Venezuela desde mayo de 2016, cuando se presentó en el Aula Magna de la UCV. En febrero de este año visitó el país y el espectáculo fue mucho más íntimo, también en BOD, donde solo lo acompañó Eddy Pérez en la guitarra.

Yordano sabe que lo acompañan no solo amigos, sino también músicos virtuosos Por eso hubiese sido imperdonable que no los dejara lucirse. Pérez, siempre que podía, regalaba un buen solo, como el de “Perla negra”; también Sardá y Quintero se lucieron en “Bailando tan cerca”. “Es de esas cosas orgásmicas que ocurren con la música”, remata el cantante. A Yordano le gusta hablar en escena. Comenta un artículo que leyó sobre lo que pasa en el cerebro con la música, una experiencia similar a los fuegos artificiales durante una festividad, o cómo cree que “Otra madrugada” hizo que se incrementara la población en el Caribe. También reconoce que se sorprende por cómo la gente lo recibe con cariño, a pesar de que no siempre ha sido bueno. “Tengo mi lado oscuro”, afirma en algún momento de las dos horas de show.

Nostálgico, agradecido y contento, los seis conciertos del compositor fueron más que un reencuentro con el público: representaron un manifiesto de vida y propósito. Como lo canta, con otra perspectiva, en “Días de junio”: “Yo no me voy/ yo me quedo aquí”.

Escenarios por recorrer

Las presentaciones de Yordano en Caracas no fueron las únicas de 2017.

El cantante de temas como “Promesas de hotel”, “Otra cara bonita”, “Lejos” y “Como se deja de querer” se presentará el 13 de diciembre en Nueva York, el 16 de diciembre en Miami, entre otras ciudades. Antes de su llegada a Venezuela dio conciertos en Atlanta, Dallas, Houston, Orlando y Miami.

Recientemente el compositor inició una campaña, a través de la página Gofundme, para recaudar fondos para un tratamiento que fortalezca su sistema inmunológico, afectado por el tratamiento contra el cáncer y el trasplante de médula que se le realizó.


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