La Orquesta José Francisco del Castillo está incompleta. La fila de violas se quedó sin uno de sus integrantes. Ya no sonará igual. El miércoles Armando Cañizales, de 17 años de edad, salió sin su instrumento y se unió a la marcha convocada por la oposición. Cayó herido en el puente que comunica Las Mercedes con la autopista Francisco Fajardo. «Recibió trauma penetrante en el cuello sin salida que produjo shock» y un paro cardiorrespiratorio.

Falleció mientras era asistido, relató el alcalde de Baruta, Gerardo Blyde.

Ayer el ministro de Interior, Justicia y Paz, Néstor Reverol, agregó que el adolescente «fue asesinado por el accionar de una esfera metálica cromada de 8 milímetros». El Ministerio Público comisionó a la Fiscalía 55 del área metropolitana para investigar el caso.

El profesor de viola de Cañizales, Jesús Pérez, dijo que él no solía comentar sobre la situación del país. «Para mí fue una sorpresa cuando me enteré de lo que sucedió. Armando estaba en mi cátedra desde los 13 años. Era un muchacho increíble, muy responsable, trabajador. Siempre con una sonrisa. Asumía los retos que se le planteaban en las clases de viola. Su conducta era excelente», expresó.

El estudiante de música compartía su tiempo entre el Conservatorio Simón Bolívar, la Academia Latinoamericana de Viola y el núcleo de Baruta. Pero también tenía otros intereses: quería ser médico como su mamá, Mónica Carrillo, pediatra del Hospital Periférico de Catia. Le atraía más esa carrera que la de su papá, Israel Cañizales, científico del Instituto de Zoología y Ecología Tropical de la UCV.

Músicos protestaron. En la entrada del Centro de Acción Social por la Música, sede del sistema de orquestas, se reunieron ayer cerca de 50 personas, entre músicos y personal administrativo, con una pancarta. «El Sistema no puede sonar igual» fue el mensaje que escribieron en honor de Cañizales. La convocatoria fue realizada a través de Facebook por el percusionista de la Sinfónica Teresa Carreño, Juan Manuel Méndez, quien hizo un llamado a la reflexión al gobierno y al defensor del pueblo.

Los músicos, vestidos de negros, entonaron el Himno Nacional, que esta vez no sonó como una marcha patriota; todo era tristeza al recordar a su compañero. «Su delito fue simplemente protestar, manifestar su desacuerdo ­como todos nosotros­ con un régimen que solo ha traído desgracias y que ha cobrado una nueva víctima. Los músicos del sistema de orquestas levantamos nuestra voz en contra de la represión brutal, el uso de las armas por parte de los cuerpos de seguridad del Estado», manifestó Adela Barreto, clavecinista, integrante de la Orquesta Barroca Simón Bolívar.

Para el director musical del Ensamble de Música Contemporánea, Alfredo Rugeles, la represión de la GNB «ha sido cada vez más brutal y violenta, de hecho, con saña».

«Nada, absolutamente nada justifica el asesinato de jóvenes que ejercen su legítimo derecho constitucional de exigir un mejor país. Todos merecemos ser escuchados», escribió Christian Vásquez, director de la Sinfónica Teresa Carreño y de la Sinfónica de Stavanger en su página de Facebbok.

Desde su cuenta oficial en Instagram, el Sistema Nacional de Orquestas se pronunció al respecto: «Estamos de duelo por la trágica muerte de Armando Cañizales Carrillo (…) Para nosotros cada venezolano es importante, pues la suma de todos es lo que da como resultado una gran orquesta». Se solidarizaron con los familiares y condenaron la violencia.

«Esperamos justicia y agradecemos respeto», se lee.

La Fundación Musical Simón Bolívar suspendió las actividades en el país hasta el 8 de mayo. Cada núcleo realizará una misa mañana en memoria del violista. También piensan ofrecer un concierto, pero aún no han decidido el repertorio, el lugar y la fecha, informó Barreto.

Los restos están siendo velados en la capilla 6 de la Funeraria Monumental del Cementerio del Este. Hoy, a las 10:00 am, la Orquesta José Francisco del Castillo tocará en honor de su compañero y a las 11:00 am se oficiará una misa. El entierro es mañana.


«Ya basta de desatender el justo clamor de un pueblo» 

El maestro habló. Luego de varios años de silencio y de algunos pronunciamientos tibios, Gustavo Dudamel, director de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles y símbolo del Sistema Nacional de Coros y Orquestas, escribió en su página oficial de Facebook un comunicado en rechazo a la represión de las manifestaciones opositoras.

«Mi vida entera la he dedicado a la música y al arte como forma de transformar las sociedades. Levanto mi voz en contra de la violencia y la represión. Nada puede justificar el derramamiento de sangre. Ya basta de desatender el justo clamor de un pueblo sofocado por una intolerable crisis. Históricamente el pueblo venezolano ha sido un pueblo luchador, pero jamás violento.

Para que la democracia sea sana debe haber respeto y entendimiento verdadero. La democracia no puede estar construida a la medida de un gobierno particular porque dejaría de ser democracia.

El ejercicio democrático implica escuchar la voz de la mayoría, como baluarte último de la verdad social. Ninguna ideología puede ir más allá del bien común. La política se debe hacer desde la consciencia y en el más absoluto respeto a la constitucionalidad, adaptándose a una sociedad joven que, como la venezolana, tiene el derecho de reinventarse y rehacerse en el sano e inobjetable contrapeso democrático.

Los venezolanos están desesperados por su derecho inalienable al bienestar y a la satisfacción de sus más básicas necesidades. Las únicas armas que se le puede entregar a un pueblo son las herramientas para forjar su porvenir: instrumentos musicales, pinceles, libros; en fin, los más altos valores del espíritu humano, el bien, la verdad y la belleza.

Hago un llamado urgente al presidente de la República y al gobierno a que se rectifique y escuche la voz del pueblo venezolano. Los tiempos no pueden estar marcados por la sangre de nuestra gente. Debemos a nuestros jóvenes un mundo esperanzador, un país en el que se pueda caminar libremente en el disentimiento, en el respeto, en la tolerancia, en el diálogo y en el que los sueños tengan cabida para construir la Venezuela que todos anhelamos.

Es el momento de escuchar a la gente: Ya basta».


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