—¿En qué son anda Venezuela? 

—En tono menor.

—¿Un canto a la revolución?

—“Mentiras”.

—¿A la oposición?

Una canción que dice: “!No-que-da-na-da-na-di-ta-de-na-da!”.

—¿Arreglaría un himno a la MUD? 

—Eso no merece ni siquiera un reguetón.

¿Y a la ANC?

—Esa cosa lo único que inspira es asco y desconfianza.

—¿Protestan hoy los cantantes de protesta?

—No existen, se extinguieron.

—¿Protesta cuando canta?

—Canto lo que siento y como lo siento.

—¿Es el país un concierto de cuerdas o de cuerdos?

—No es ni una cosa ni la otra. Es un desconcierto.

¿La ovación inolvidable?

—Mis 48 conciertos con las orquestas sinfónicas de nuestro país.

—¿El autor preferido para interpretar?

—La gran compositora Concha Valdés Miranda.

—¿Su referencia?

—Paloma San Basilio.

—¿Una voz revolucionaria?

—Louis Armstrong, quien aunque era un grandioso trompetista, tenía una voz inolvidable y única.

—De ser un animal cantor…

—Un ruiseñor.

—¿Cómo sobrevive un cantante en este país?

—Haciendo milagros.

¿Su nota personal?

—La nota si, porque soy absolutamente positiva.

—¿El color de su voz?

—Tengo una voz muy profunda por mi tesitura tan baja para ser voz de mujer.

¿El aroma? 

—El perfume SI de Giorgio Armani.

—¿El sabor?

—Dulce.

—¿Por eso la llaman Floristería?

—La única que me llama así es mi querida prima Emma Cadenas.

¿En qué piensa cuando canta un bolero?

—En mis propias vivencias.

—¿Una música para llorar?

—La canción “Venezuela”.

—¿Para libar?

—No bebo.

¿Ha terminado abrazada a una rockola?

—¡Jamás!

—¿Feminista? 

—Creo en el valor de la mujer.

Con mujeres en los poderes, ¿es esta una revolución feminista?

—En lo absoluto.

—¿Soledad Bravo o Cecilia Todd?

—Son dos importantes y respetadas artistas venezolanas, cada cual en su estilo.

—¿Primera o Milanés?

—Ninguno de los dos.

—¿Resistencia o MUD?

—Ninguno de los dos. Quiero a gente que ame realmente a Venezuela.

—¿Una pieza para los exiliados venezolanos?

—“Volveré”.

—¿Para el diálogo?

—¿Y es que eso existe­?

—¿Para las FANB?

—Una canción que cantó Mirla Castellanos: “Fango”.

—¿Para la AN?

—“No me platiques más”.

—¿Cantaría en el balcón del pueblo?

—¡Jamás!

—¿Tiene arreglo este país?

—Lamentablemente creo que actualmente mi amada Venezuela está muy enferma, y ojalá surjan los líderes que puedan encausarla a mejores condiciones.

—¿Un arreglo para la conciliación?

—Una canción del gran Aldemaro Romero: “Tú y yo formamos una multitud”.

—¿Qué tal una bailanta entre oficialistas y opositores?

—En la cuarta república los adecos y los copeyanos asistían a las fiestas de los aniversarios de sus partidos y se echaban palos juntos. Eso es parte de la democracia.

—¿Un temor? 

—A que la tiranía se perpetúe en el poder, y que nos acostumbremos a ella.

—¿Es oportuno un solista en el poder?

—No. Se necesita el concurso de todos.

—¿Desentona la oposición?

—Y bien feo.

¿Quién desafina en la orquesta que dirige el país?

—Un mal músico jamás podrá ser un buen director.

—¿Se las cantaría al gobierno?

—Todos los venezolanos se la estamos cantando todos los días.

—Pese a todo, ¿usted sigue gozando un “bolero”?

—Hasta que me muera.

Un mundo sin boleros…

—Sería muy triste.

—¿Serenatera?

—Romántica 100%.

—¿Una serenata para el soberano?

—Más que una serenata, el soberano necesita que lo amen de verdad.

—¿Qué pasaría en Venezuela si persistiese el mismo tenor?

—El desastre.


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