Para Samy Thiébault los músicos y el público venezolanos tienen el bagaje cultural perfecto para llevar el tiempo del jazz. Por ello, el francés sigue agitando la escena musical nacional. El saxofonista ofrecerá un concierto en Caracas donde interpretará, por primera vez, el repertorio de su nueva producción discográficaCaribbean Stories, en la que combina una trayectoria musical marcada por las notas de su saxofón con los ritmos del centro y del sur de América.

“Mi relación con Venezuela es una historia de amor”, asegura el músico pocos días antes de su show en el Trasnocho Cultural. En 2014, el saxofonista vino como invitado de la Alianza Francesa a participar en los festivales de jazz de El Hatillo y Barquisimeto. Luego de una serie de conciertos y conversatorios, nació una estrecha vinculación con los intérpretes nacionales, que decantó en una invitación formal por parte de Thiébault para que talentos de El Sistema realizaran una gira por Francia junto con su cuarteto.

“Los músicos venezolanos son muy dotados. Y como tengo una relación muy fructífera con lo que se hace aquí, me pareció importante que los músicos franceses conocieran ese talento”, dice el saxofonista que logró orquestar en 2015 varias presentaciones con los miembros de la Simón Bolívar Big Band Jazz en uno de los locales más prestigiosos de la escena musical parisina, el Duc des Lombards. “Sigue habiendo una historia de amor con la musicalidad de Venezuela”, sostiene y agrega que aparte de ser fanático de John Coltrane, también disfruta de los acordes de C4Trío.

“Los músicos, y la gente, de aquí comprenden la dificultad del jazz y aparte gozan de una riqueza cultural muy amplia: escuchan música clásica, bailan merengue y llevan el tiempo del jazz”, dice Thiébault y agrega: “En el Caribe, más allá del lirismo de la música tradicional, hay una mezcla con los ritmos africanos y europeos. Aparte, el venezolano disfruta mucho de las presentaciones acústicas y precisamente el tipo de música que yo hago está hecha para enriquecerse en ese intercambio con el público”.

En septiembre de este año saldrá a la venta Caribbean Stories, el octavo disco de Thiébault, que le sigue a Re-Birth, una producción que ha sido aclamada por la crítica europea y que le ha abierto las puertas de escenarios alrededor del mundo. Sobre la mixtura musical de su nuevo álbum explica: “A mi modo de ver, el jazz tiene más raíces en el Caribe que en Nueva Orleáns, porque aquí hubo un encuentro importante entre culturas muy diferentes. Ese choque hizo que naciera la mezcla sistemática de sonidos y eso es el jazz”.

El músico nacido en Costa de Marfil y que siguió su formación en el Conservatorio de Burdeos, también tiene una maestría en Filosofía en La Sorbona. “El jazz es una forma de arte que sintetiza todo lo que me importa en la vida. Es un estilo musical que tiene mucha exigencia y muchas capas, es metafísico. Siento que por eso se me hizo fácil dar el salto de la investigación a la música; es una forma mucho más agradable de encontrar respuestas”, apunta.

Samy Thiébault apoya la premisa de que el jazz no es de los ritmos más populares. “Sin embargo, eso de que esté muriendo tiene una lado verídico y otro, no tanto. Es cierto que alrededor del mundo los boletos a los conciertos suelen ser costosos o que los músicos están muy concentrados en una intelectualidad que no les permite comprender a su público, pero el jazz se está expandiendo a diversos géneros y siento que los jóvenes están apreciando cada vez más ese rango de improvisación que otros ritmos no permiten. Este estilo sigue y permanecerá vivo”, puntualiza.


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