Jann Wenner tenía 21 años de edad cuando lanzó el primer número de la revista Rolling Stone, un medio escrito dedicado a la música y a la cultura pop, cuyo número inicial salió a la venta el 9 de noviembre de 1967.

La publicación nació en un año crucial para el rock y, de paso, se arrogó la vocería oficial de una generación que proclamaba el ejercicio del amor libre, el uso de drogas y que se mostraba crítica ante el contexto social y político que enfrentaba Estados Unidos a raíz de la guerra de Vietnam.

Rolling Stone pretendía ser una combinación de un periódico y una revista. De hecho, las primeras tres ediciones se asemejan más a un periódico que a la brillante revista en la que finalmente se convierte”, dijo alguna vez su creador.

La revista contó entre sus filas con figuras importantes como Hunter S. Thompson, Lester Bangs, David Frick, Cameron Crowe -quien es ahora director de cine y en el año 2000 llevó parte de su historia como reportero a la pantalla en la cinta Casi famosos– y Tom Wolfe, entre otros.

Las portadas y las fotografías estuvieron a cargo de renombrados artistas gráficos como Baron Wolman, Mark Seliger, David LaChapalle y Annie Leibovitz. Esta última fue el cerebro a cargo de la tapa en que aparece John Lennon desnudo abrazando a Yoko Ono, imagen que la fotógrafa captó cinco horas antes de que el legendario Beatle fuera asesinado el 8 de diciembre de 1980 en Nueva York.

Al ser el medio favorito de las bandas para conceder sus exclusivas o entrevistas sobre sus trabajos, Rolling Stone también ha transitado por una vereda más oscura, sobre todo en los últimos años.

Jann Wenner, su fundador, decidió ofertar 51% de las acciones, razón por la que el futuro de la clásica publicación es, por el momento, incierto. Los problemas comenzaron hace tres años con la edición de un artículo sobre una supuesta violación ocurrida en la Universidad de Virginia que terminó por ser falsa y puso en duda la credibilidad de los artículos de sus páginas. A ello se ha sumado el enojo del editor, quien ha declarado que se sintió traicionado por su biógrafo, que lo perfiló como un personaje adicto a las drogas y al sexo. “Fue su naturaleza esquizofrénica, y una polaridad de vulnerabilidad y ambición furiosa lo que impulsó la revista. Era un liberal pacifista y un capitalista rapaz, ingenuo y astuto, amigo y enemigo, heterosexual y homosexual, editor y editor”, escribió Joe Hagan, autor de Sticky Fingers: The Life and Time of Jann Wenner and Rolling Stone Magazine. En él también se habla del gran apetito sexual de Wenner que, incluso, lo habría llevado a la cama con Annie Leibovitz cuando estaba aún casado con su esposa Jane.


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