Luis Miguel ha tenido un año intenso. El lanzamiento en Netflix de la primera temporada de su serie abrió la caja de Pandora, revelando aspectos poco conocidos de su carrera y, sobre todo, de su vida personal, poniéndolo en el centro de los reflectores y reavivando el interés por sus temas.

Tal fue el fenómeno de la serie que, luego de agotar en tiempo récord las entradas para su show del uno de marzo en el Campo Argentino de Polo, se decidió sumar una nueva fecha en Buenos Aires, prevista para el sábado dos de marzo; asimismo, el cantante se presentará el 26 de febrero en el Orfeo Superdomo de Córdoba. El público argentino lo está esperando con los brazos abiertos.

Distinto parece ser el caso de sus seguidores en México, en cuyas ciudades el cantante se encuentra brindando cada semana shows de su tour – titulado Por siempre México -, en el que se viene desempeñando con algunos altibajos. El último concierto que lo encontró a «El Sol» más disperso que en otras ocasiones fue el que se llevó a cabo en el Auditorio Nacional del DF.

Luego de que su show comenzara con 45 minutos de retraso, al momento del denominado «bloque mariachi», el artista se olvidó las letras de sus canciones y se mostró ofuscado con su banda. En ese instante, los abucheos de los asistentes se hicieron oír, como cuando arrojó el micrófono o como cuando, luego de varios minutos sin estar consciente de su descuidado aspecto, se subió el cierre de su pantalón.

A la salida del malogrado recital, la prensa mexicana abordó a los fanáticos de Luismi y éstos fueron lapidarios, según registró el programa Ventaneando. »Estuvo ausente la mitad del concierto. Que alguien le ayude y lo metan a rehabilitación», expresó un seguidor, y fue secundado por varios que aseguraron que estaba borracho y que «era triste verlo en ese estado».

Asimismo, otras fans notaron que el músico se olvidó la letra reiteradamente, lo cual demostró «una falta de criterio con el público, un asco». Un oyente del artista reconoció que «esperaba mucho de él», pero que ahora «estaba muy decepcionado».

En la reciente entrega de los Grammy Latinos, Luis Miguel ya había sido abucheado in absentia, cuando Thalía lo anunció como ganador del premio al Mejor Álbum del Año. Cuando la cantante informó que su colega no estaba presente para recibir el galardón, los abucheos se multiplicaron en el recinto del MGM Grand Garden Arena de Las Vegas.


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