El contexto hace que tus preferencias varíen y en este momento, hay un disco de Desorden Público que me parece el más importante: En descomposición, publicado en 1990, no solo por el carácter fustigador de las mayorías de sus temas, sino también por la sensación de escuchar unas letras que parecen haber sido escritas hace un año.

Producido por Gerry Weil, el segundo álbum de estudio salió en un momento álgido para el país. Apenas el año anterior había ocurrido El Caracazo y el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez había anunciado también medidas que buscaban un  repliegue del Estado en las actividades económicas, lo que entonces no fue aceptado –ni entendido– por buena parte de la población. Algunos dicen que nunca supieron explicar las consecuencias de las decisiones tomadas, que no hubo preparación, pero ese es otro tema. Abundaron los escándalos de corrupción, registrados tantos por la prensa, así como el descontento de tantos perturbados por un ambiente cada vez más ralo, especialmente por los vestigios de los años ochenta de la caída de la ilusión del país rico y rentista, errores que entonces buscaron enmendarse en la nueva década, sin éxito.

Los padres de quienes nacimos en los ochenta se referían a la crisis, entonces abstracta para los que estábamos entonces en formación. Pero en el fondo, entendíamos que algo les preocupaba porque no andaba bien.

En esa perpleja realidad, los músicos de Desorden Público editaron su segundo disco de estudio. En lo musical, es un álbum que empieza a definir un estilo para la banda, que se aleja del calco de los sonidos británicos del ska que hubo dos años antes en la ópera prima del conjunto formado en Vista Alegre.

Sus letras no hicieron más que registrar la preocupación y obstinación de una sociedad que empezaba a turbarse por la escasez, la inflación, la pobreza, los conflictos universitarios, el aumento del dólar,  y la violencia en las calles, como se escucha en “Skándalo”, “El hombre con la pistola”, “Moscas” y “Promesas”.

Hay una que vale la pena resaltar por haber sido desempolvada recientemente, cuando ocurrió la represión a la marcha de la oposición del pasado 19 de abril, ese día en el que se hicieron virales las fotos de personas que, para huir de las bombas lacrimógenas, se lanzaron  al Guaire. Entonces, “Peces de Guaire” dejó atrás lo figurado para ser literal.

“Hoy amanecerá más tarde

El humo estará más espeso

Y la luz solar no lo podrá atravesar

Otro día igual al anterior

Hoy trabajaremos con calor

Pero el tráfico caraqueño nos refrescará el corazón

Somos peces del Guaire

Somos peces del Guaire

Somos peces del Guaire

Somos peces del Guaire

A la escasez y a la inflación

Se enfrentarán nuestras madres

Hoy estarán cerradas las universidades

Más desempleo, más marginales

Más delincuencia en la calles

Servicios públicos deficientes

¡Más gente, más gente, más gente, hay más gente!

Somos peces del Guaire

Somos peces del Guaire

Somos peces del Guaire

Somos peces del Guaire

Las áreas verdes serán el sacrificio

Hoy construiremos más edificios

―Tranquilo, yo consigo el permiso–

Estaremos atentos al precio del dólar

Estaremos atentos a la última moda

Mientras otro joven abusa, y se queda en una…

Somos peces del Guaire

Somos peces del Guaire

Somos peces del Guaire

Somos peces del Guaire

Por la noche no habrá nada que hacer

Prenderemos la TV para aliviar el stress

Y los comerciales criollos

Nos ensenarán inglés (how are you?)

Y las noticias de economía

Nos llenarán de alegría…”

La agrupación tomó nota de lo ocurrido y ha sacado a colación esta letra que incluso ahora sirve de nombre para un ciclo de teatro alusivo a los recientes acontecimientos.

Ahora bien, otra canción que vale la pena destacar es “Promesas”, un manifiesto que raya en la antipolítica, como ya lo habían hecho en “Políticos paralíticos”, del disco anterior. Ahora bien, nunca he sentido que Desorden Público haya planteado en la producción el desmontaje de todo, la caída y mesa limpia. Más bien siempre he considerado que solo pedían el buen proceder de las cosas. Eso sí, desde una postura inclinada más hacia la izquierda, como todos sabemos; lo que años después generó críticas de algunos cuando Hugo Chávez llegó al poder y se acentuó la polarización.

En su momento, En descomposición no fue un disco muy querido por el grupo. No fue exitoso y tampoco quedaron conformes con algunos detalles del sonido. Horacio Blanco, por ejemplo, no estuvo satisfecho por cómo sonaba su voz en algunas piezas. Más allá de las observaciones que todavía pueden tener, no pueden negar que se trata de un trabajo que puede considerarse una joya de su discografía, no solo por la pertinencia de su contenido, sino por el paso adelante en su sonido. Es un clásico que vale la pena revisitar o descubrir.

Dato curioso. En descomposición tiene una canción llamada “Cursi”, popular y siempre coreada por los más antiguos seguidores de la agrupación. Pero ese tema, originalmente tenía por título “Aún todo no está hecho”, con una letra bastante diferente. Hace un año, Horacio Blanco contó a la página Elmiope.com la historia sobre esta pieza.

“Los tiempos previos a En descomposición fueron de mucha experimentación, probábamos y cambiamos no solo la música sino la propuesta poética. No recuerdo cuál libro de filosofía y estética había leído para inspirarme y escribir ‘Aún todo no está hecho’, pero al final me pareció una letra pesada, aburrida, y se me ocurrió algo mucho más jocoso,  iconoclasta y de algún modo punk. Así surgió la idea de ‘Cursi’. Cuando fuimos a grabar el disco, le propuse a los muchachos cambiar la letra”.


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