Los genios musicales son milagros. Confluencias de conocimientos, casualidades, causalidades, esfuerzo, talento. Un poco de suerte, puede ser.

En Venezuela, el espíritu de la música recorre las grises calles, las altas montañas y los llanos. Se incrusta en las voces, en los dedos de miles de jóvenes intérpretes que creen firmemente que no se puede vivir sin la armonía o el virtuosismo. Sin un Liszt o sin un Bach. Teresa Carreño, la valquiria del piano, nació concebida y envuelta en el hálito de la música.

Ahora han surgido diez jóvenes, de los cuales 8 partieron desde Maiquetía, que fueron este domingo en un avión rumbo a China a representar a Venezuela en el World Youth Choir (WYC), evento que agrupa a decenas de coristas entre 17 y 26 años de todo el mundo desde 1989 para alcanzar la gloria y enriquecer el legado de la música del país.

La sesión del Coro Mundial Juvenil este año se realizará en los estados de Beijing y Hohhot.

Marylin Viloria y Aniangi Vieira están en la categoría de registro de canto Alto. Sonia Suárez en la de soprano. Luis Crespo por la de tenor, y Anderson Piaspam, Christian Pabón, Eduardo Villamizar, Willingerd Samuel Gimenez, Yonathan Villarreal y Jose Ignacio Araujo están en la categoría de bajo.

Marylin Viloria, una de las sopranos seleccionadas, apenas puede contener su emoción. Sus manos se inquietan. “Es maravilloso, porque esta es la primera vez en la historia de la organización que un país lleva una delegación tan grande al Coro Mundial”, comentó en una exclusiva a El Nacional Web.

En efecto, miles de jóvenes envían sus audiciones vía internet al WYC y sin tomar en cuenta la nacionalidad, la organización elige a los participantes basándose únicamente en el talento. Los seleccionados solo son un puñado de cada país. Es la primera vez que hay una delegación de venezolanos tan numerosa, y es la primera vez que un país envía una delegación tan grande, por lo que la hazaña se torna homérica. Un doblete.

En el caso específico de Venezuela, las audiciones se hacen a través de dos instituciones cardinales de la música: El Sistema de Coros y Orquestas de Venezuela y la fundación Schola Cantorum.

“Yo quedé a mi cuarto intento”, confesó Viloria, demostrando que el talento sin perseverancia no vale de nada.

La audición es ardua. Una obra de libre elección, una pieza obligatoria. Además, con un piano que complete las otras voces. “También piden lectura de partitura a primera vista, lo cual es muy difícil, y un registro vocal en el que tienes que cantar desde la nota más grave hasta la más aguda”, agregó la soprano.

En el caso de nosotros, somos miembros de la Coral Nacional Simón Bolívar y hay dos muchachos que son del coro nacional de Táchira y Mérida.

Varios de los seleccionados son de la Coral Nacional Simón Bolívar. Dos son del Coro Nacional de Táchira y Mérida.

A pesar de que los gastos corren por la organización, ciertos expendios como el trámite para la visa y movilización van por la cuenta de los venezolanos.

Los coristas han logrado obtener donaciones en forma de criptomonedas que les han ayudado a pagar todos los trámites necesarios para el viaje.

Los venezolanos lograron obtener financiamiento mediante las donaciones de organizaciones privadas en forma de criptomonedas, específicamente en Dash.

Viloria explicó que pudieron costear algunos trámites en un negocio que aceptaba activos digitales, específicamente el Dash, como forma de pago.

“Hemos tenido mucho apoyo y suerte de distintas organizaciones, como Dash Venezuela y su fundadora Eugenia Alcalá, las fundaciones OrbeEx y Huellas de Bondad, al igual que la embajada de Venezuela en China, quienes nos brindarán apoyo logístico al llegar”, comentaron los coristas.

Luis Crespo, de 24 años, no puede dejar de hablar sin que se le dibuje una sonrisa en el rostro. “Estoy emocionado. Es la primera vez que voy a saltar el charco”.

A los pies de Teresa Carreño se rindió incluso Franz Liszt. “Si sigue así, se convertirá en uno de nosotros”, le dijo el compositor húngaro. Y así se deshicieron en elogios Arthur Rubinstein y tantos otros maestros.

Con “nosotros”, Liszt a los titanes de la música. A Chopin o a Mozart. Cabe acaso dirigir dichos comentarios a esta delegación de músicos venezolanos, que encarnan el genio de Carreño, del Popule Meus. Hicieron escala en París y van por los aires camino al país de la Gran Muralla, a cantar en mandarín. Son parte de la historia de la música.


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