Su muerte, tan enigmática como sus letras y canciones, sigue envuelta en el manto del misterio. A cuatro años de su fallecimiento, aún no se resuelve si lo mataron o se suicidó. El motivo continúa siendo una pregunta sin respuesta. La interrogante dio paso a la especulación y en el terreno de la incertidumbre quizá nunca se sepa cómo dejó de existir Tirone González o Canserbero.

Lo que sí se puede comprobar, aunque no sea tangible, es el enorme legado que dejó. Inspiración musical para virtuosos exponentes contemporáneos del rap, Canserbero poseía talento desde la cuna. Nunca antes una frase hizo tanto honor a alguien. La letra de Tirone, retórica, pasional y demoledora, enamora o golpea al instante. Virtuoso con las palabras y las analogías, el hijo de Caracas fue salvación para muchos depresivos.

«Me preguntan:’¿Cómo escribes esas cosas?’.
Mira, hermano, mi día a día no es color de rosa.
Así como beso y le hago el amor a las hermosas,
tengo versos que viven tocándose con mis prosas».

Recita Canserbero en la canción «De la vida como una película y su tragedia comedia y ficción». El tema, que dura alrededor de 8 minutos, es un viaje musical que toca el desamor, las amistades y las críticas. La lírica es acompañada por un compás de piano y una base pegajosa de rap. Leviatán de las letras, ‘Can’ desarrolla toda su imaginación, arte y talento en este poema moderno. Altamente recomendable.

«Tuve el placer de conocerlo y tuve el gusto de compartir con él el micrófono. No pude grabar una canción con Canserbero; pero, tengo ahí una grabación en el estudio, ambos al mismo tiempo. Está en YouTube», dice sin rimar el freestyle mexicano Aczino, considerado el mejor improvisador de la historia.

Aczino y Canserbero. (Foto: Twitter Aczino)

«Era perfecto a la hora de escribir. Perfecto a la hora de rimar. Perfecto a la hora de transmitir. Yo lo miraba dos horas de show y me quedaba así», menciona anodadado y estupefacto El Misionero, uno de los host más importantes del mundo del rap.

«La última vez que vino a la Argentina él (Canserbero) lo traje yo. Y me afectó (su muerte) porque lo conocí. Compartió, estuvo conmigo. Y más me afectó porque sentía que tenía un dolor muy grande en su corazón. No sé si por la vida o por qué… Siento que su final fue trágico. Todo es muy loco pues él fue una salvación para muchos que lo escuchaban; pero, él no se pudo salvar a sí mismo», El Misionero hace silencio y toma un gran trago de vino blanco frente al mar en un conocido local miraflorino.

Canserbero vivió con el olor de la parca siempre cerca. Padeció la muerte de su madre y medio hermano, y utilizó esos golpes para inspirarse y acariciar la perfección con dos temas legendarios: «Ley del hielo» y «Es épico». La primera parte de su disco vida y la segunda muerte. Tan extremista como sus letras, Canserbero aún es un misterio después de muerto.

En tiempos en que los músicos de moda mandan al carajo el amor por el dinero, Canserbero califica de tonto a aquel que cambiaría algo tan único como el amor por algo tan común como el dinero. Artista e inspiración, su vida se terminó con 26 años, aunque dejó un legado que se extiende hasta ahora. Apasionado al extremo de la locura, su obra «Querer querernos» es un monumento a la mujer y al amor. Con más de 64 millones de clicks en YouTube, el tema congrega más reproducciones los 14 de febrero.

Y hoy, cuatro años después de su fallecimiento, algunas de sus canciones son un misterio. Preguntas sin respuestas. Sus letras, plagadas de homonimias, analogías y paronimias, son tan complicadas como su propia vida, y muerte. Descanse en paz, poeta del rap. 

Canserbero. (Foto: Canserbero web)


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