Durante el Primer Encuentro de Congresos Latinoamericanos, en Cúcuta, una de las intervenciones que recibió más elogios fue la de la asambleísta ecuatoriana Ana Belén Marín, del partido Alianza País.

Recalcando su tendencia izquierdista, la legisladora, con la voz quebrada, expresó que tenía que verla personalmente para comprender la tragedia venezolana.

«Tuve que ver a la verdadera Venezuela. Que no reconozcan a los congresistas es un irrespeto porque ustedes representan al pueblo. No les hacían caso (en Ecuador) porque todos los sábados hacían sabatinas de mentiras; esos errores hay que reconocerlos. No decaigas (Venezuela). Son guerreros de vida, no se dejen vencer por un partido», expresó.

Al culminar su discurso, la diputada venezolana Delsa Solórzano se le acercó y la abrazó para agradecerle.

—Cómo surge el distanciamiento entre Rafael Correa y el presidente Lenín Moreno

—Realmente eso empezó desde la campaña política. Se evidenciaba que había muchas cosas que no conjugaban con la realidad de lo que nos habían contado siempre. Entonces se ganaron las elecciones con un proyecto político acompañado por Rafael Correa, sin embargo, en el camino nos dimos cuenta de que era necesario verificar las políticas que se venían desarrollando en el país. A raíz de eso lo que se hizo fue verificar, en primer lugar, la política económica. Nos dimos cuenta de que estábamos sobreendeudados, enormemente. Siguieron apareciendo las deudas por todos lados. También se logró evidenciar que las hidroeléctricas recibieron coimas a través de Odebrecht. Se evidenciaron casos de corrupción. En este momento hay varios presos por casos de corrupción, que son básicamente ministros del correísmo, autoridades del más alto nivel, como el vicepresidente de la República. Pero siempre diré y reconoceré los grandes cambios que pasaron en nuestro país; no puedo dejar de reconocer. Se dieron grandes cambios como la gratuidad de la salud y la educación. Tenemos unas vías e hidroeléctricas espectaculares, pero a qué costo. Nos tocó llegar a esto.

—Rafael Correa ha afirmado que Ecuador está regresando al neoliberalismo. ¿Qué opina?

—El tema es que cuando se empezó la revolución ciudadana con Rafael Correa, se tenía muy claro adónde queríamos llegar: era simplemente ayudar a la gente más necesitada. Iba todo muy bien, pero cuando empiezan los años cinco y seis y estaba lleno de poder, se empezó a perder el horizonte. Cuando eso ocurrió, se formó una burbuja, que fue tan pequeña que todos los que cabían eran los inteligentes, los brillantes, los que podían ser ministros y todos los que estaban fuera de ese círculo. Básicamente esto se conformó en grupos alineados de izquierda extrema. Entonces venía un empresario que era de centro o de derecha y ni siquiera le hablaban. Era el extremo total.

Qué sucedía en la Asamblea Nacional anterior: se tenían más de 100 asambleístas de la misma línea política de Correa, así que en ese momento no se podía discutir, porque como tenían mayoría simplemente votaban y todo pasaba sin ningún tipo de debate con la oposición. En este momento es otra cosa, existe una dinámica distinta: hay diferentes bancadas, variadas y diversas. Eso ha provocado que se sienten la oposición y la línea de gobierno para que todos en consenso puedan sacar una propuesta de ley, reformas, generar propuestas, lo que sea. Ahora es necesario sentarse y dialogar, y eso es lo que está haciendo el presidente Moreno.

Ahora tenemos, por ejemplo, un ministro de Finanzas que viene de la derecha; tenemos a diferentes actores en los ministerios, como en la Secretaría de Agua; tenemos a un ministro Indígena, algo que históricamente no había sucedido en el país. Desde que empezó Moreno se ha enfocado en un diálogo totalmente abierto, incluso con los medios de comunicación. Antes si tú decías algo en contra de Rafael Correa te mandaban a censurar, a quitarte la frecuencia y ya no podías hablar. Ahora se ha abierto democráticamente y el presidente recibe toda la crítica.

—Cuál es el lineamiento de Alianza País con respecto a Venezuela

—En la Asamblea Nacional, en principio, teníamos 74 asambleístas de Alianza País. De los 74 ahora 29 son del correísmo y los demás del morenismo. Pero ahí sucede algo: la canciller de nuestro país tiene mucha afinidad con Maduro y Daniel Ortega. Sin embargo, Moreno salió a los medios y dijo que aunque respeta a su canciller se solidariza con el pueblo venezolano. Dijo: “Yo no puedo y no seré parte jamás de la violencia que pase en Nicaragua con Ortega”. Entonces está clarísimo el panorama: no apoyaremos ningún tipo de lesa humanidad. No apoyaremos ningún tipo de acción en contra de los derechos humanos. Esa es la posición del presidente: sostener el apoyo al pueblo venezolano, que cada país es soberano y que el mundo sepa la preocupación que tiene Ecuador ante lo que pasa con la oposición venezolana, que en las últimas elecciones realmente fue anulada para que en una sola papeleta hubiese un solo actor.

—¿Ustedes reconocen al gobierno de Maduro como una dictadura?

—Nosotros al respecto no tenemos una posición puntual. Tenemos una específica en cuanto a mencionar nuestra solidaridad con Venezuela. Rechazamos todo tipo

de violencia, rechazamos todo tipo de violación en contra de los derechos humanos.


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