Un rabino que continuó predicando a pesar de haber sido herido en el ataque a una sinagoga de Estados Unidos este sábado dijo que los judíos no serán intimidados por el «odio sin sentido» del antisemitismo.

Lori Kaye, una mujer de 60 años, murió y tres personas resultaron heridas cuando un hombre armado irrumpió en la sinagoga en la ciudad de Poway, en el sur de California, y abrió fuego el último día de la Pascua. La policía identificó al atacante como John Earnest, de 19 años de edad, quien había publicado comentarios en línea contra los judíos justo antes del tiroteo.

Ocurrido exactamente seis meses después de que un supremacista blanco matara a tiros a 11 personas en una sinagoga de Pittsburgh, el tiroteo del sábado planteó nuevas interrogantes sobre un aumento nacional del antisemitismo y de los delitos de odio en general, pero también sobre las a menudo controversiales respuestas del presidente a estos sucesos.

«El terror no ganará. Como estadounidenses, no podemos acobardarnos ante el odio sin sentido que está en el antisemitismo», dijo el rabino Yisroel Goldstein en una entrevista con la cadena de televisión NBC desde su cama de hospital.

El rabino sufrió graves heridas en la mano cuando el pistolero lo alcanzó a corta distancia en medio de su sermón antes de apuntar a Kaye.

Cuando el hombre armado huyó, Goldstein condujo a su congregación fuera del lugar y continuó predicando hasta que llegaron los servicios de emergencia. «Me levanté allí y solo hablé desde mi corazón, dando coraje a todos», dijo. «Hace solo 70 años, durante el Holocausto, fuimos asesinados a tiros de esta manera y solo quiero que nuestros compatriotas sepan que no vamos a dejar que esto suceda aquí… No puedo borrar esa cara (la de Earnest) de mi mente, no puedo borrar el momento y quedará incrustado aquí para siempre con la pérdida de mi dedo índice. Va a ser una cicatriz para el resto de mi vida, tanto para recordarnos lo vulnerables que somos como lo valientes que debemos ser», agregó.

Un acto «atroz» 

Antes del funeral de Lori Kaye, una de sus amigas más antiguas dijo que su asesinato no habrá sido en vano si sirve como una llamada de atención. «Ella no tuvo una muerte sin sentido –dijo Roneet Lev a la CNN–. Murió publicitando el problema que tenemos con el antisemitismo y para traer algo bueno a este mundo».

El presidente Donald Trump ofreció sus condolencias a las víctimas durante un mitin en Wisconsin. «Nuestra nación entera lamenta la pérdida de vidas, reza por los heridos y se solidariza con la comunidad judía. Condenamos enérgicamente el mal del antisemitismo y el odio, que debe ser derrotado», afirmó.

Otros funcionarios de la Casa Blanca subrayaron esas palabras este domingo. El asesor de seguridad nacional, John Bolton, le dijo a Fox News que el ataque fue «atroz y absolutamente inexcusable». Pero el tiroteo se produjo solo unos días después de que el ex vicepresidente de Estados Unidos Joe Biden, al anunciar su candidatura a la presidencia en 2020, destacara los comentarios de Trump en 2017 sobre la marcha neonazi en Charlottesville, Virginia, que dejó un manifestante en contra muerto.

Los videos mostraron a algunos neonazis portando antorchas y que gritaban: «Los judíos no nos remplazarán», mientras marchaban en Charlottesville. Pero Trump dijo entonces que «había personas muy buenas en ambos lados» de la protesta. 

«Recordatorio horrible»

Los grupos de derechos humanos aseguran que en los últimos años han visto el mayor aumento de incidentes antisemitas en décadas. Algunos críticos dicen que la retórica a menudo aguda y racialmente divisoria de Trump ha tenido un papel importante. El Centro Simon Wiesenthal en Los Ángeles señala en un comunicado que el último tiroteo fue «un horrible recordatorio de que las llamas del odio aún arden con fuerza entre algunos».

Dos israelíes se encontraban entre los heridos en el último ataque, informó un funcionario. El primer ministro Benjamin Netanyahu condenó el tiroteo como «atroz», y agregó en una declaración que «la comunidad internacional debe intensificar la lucha contra el antisemitismo».

El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, se unió a las denuncias y tuiteó el sábado que «el antisemitismo no solo es incorrecto, es malvado».


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