Singapur, Japón y España son los tres países en los que la población cuenta con la expectativa de vivir durante más años en buenas condiciones de salud, según un informe publicado hoy por la revista The Lancet.

La esperanza de una vida saludable es de 74,2 años en Singapur; de 73,1 años en Japón y de 72,1 años en España, según el trabajo elaborado por el Instituto de Métrica y Evaluación de la Salud (IHME, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Washington.

Por contra, los Estados con menor esperanza de vida en condiciones saludables son la República Centroafricana (44,8 años), Lesoto (47 años) y Sudán del Sur (50,6 años).

El informe Global Burden Desease (GBD) del centro estadounidense constata que la población mundial se ha incrementado en 192 % desde 1950, cuando había 2.600 millones de personas en el mundo, hasta 2017, cuando vivían 7.600 millones.

Entre 2007 y 2017, la población global ha aumentado en torno a 87,2 millones de personas cada año, mientras que entre 1997 y 2007 ese incremento fue de 81,5 millones anuales.

En los siete años previos a 2017, 33 países registraron un declive en su población, la mayoría de ellos en Europa, incluidos España, Grecia, Portugal, Rumanía y Portugal, además de Japón, Cuba y Puerto Rico.

Entre los países en los que en ese mismo periodo aumentó la población más de 2 %, 33 están en el África subsahariana, entre ellos Nigeria, Etiopía, y Mali.

En su análisis sobre la incidencia de los problemas sanitarios en el mundo, el trabajo indica que la mayor proporción de personal sanitario a disposición de la población se encuentra en Cuba, Catar y la mayoría de los países europeos, mientras que la peor proporción se registra en el África subsahariana.

Destaca asimismo que los hombres tienen más posibilidades que las mujeres de morir por enfermedades no transmisibles, como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.

Los investigadores han determinado algunas de las causas que provocaron más de un millón de muertes en el mundo en 2017, entre ellos las enfermedades coronarias, desórdenes neonatales, embolias, infecciones respiratorias, diarrea, accidentes de carretera y enfermedades crónicas pulmonares.

Las tasas más altas de dolencias isquémicas de corazón se detectaron en Uzbekistán, Ucrania y Acerbayán, mientras las menores se registraron en Corea del Sur, Japón y Francia.

Las Islas Marshall, Papúa Nueva Guinea y Montenegro tienen la mayor tasa de embolias, mientras que la menor se encuentra en Suiza, Francia y Singapur.

El informe alerta además de que se ha detectado un rápido incremento de la tasa de mortalidad producida por problemas relacionados con el uso de antibióticos y bacterias resistentes.

«Una consecuencia no deseada del mayor acceso a la sanidad a nivel global es el aumento de la mortalidad y los desórdenes ligados a los productos farmacéuticos, específicamente a la resistencia a los antibióticos y el uso de opioides», señaló el director del IHME, Christopher Murray.


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