El ex vicepresidente de Zimbabue Emmerson Mnangagwa, cuya destitución provocó un golpe militar, volvió al país donde siguen las negociaciones sobre el futuro del presidente Robert Mugabe, decidido a aferrarse al poder.

Mnangagwa, considerado hasta hace poco como sucesor de Mugabe, que a sus 93 años es el jefe de Estado en ejercicio más anciano del planeta– huyó de Zimbabue luego de su cese, el 6 de noviembre, por deslealtad hacia el presidente.

En el exilio, Mnangagwa criticó duramente a Mugabe y a su esposa Grace, y los acusó de creerse semidioses, y prometió volver al país para dirigir el Zanu-PF, el partido en el poder.

El jueves cumplió su promesa y regresó a Harare, la capital, confirmó uno de sus allegados, pocas horas después de que el Ejército salió a la calle y puso a Mugabe, quien está en el poder desde hace 37 años, en arresto domiciliario. El nombre de Mnangagwa es uno de los que más suenan para dirigir una transición que ponga fin al reino de Mugabe.

“La mejor manera para el Ejército de aparentar legalidad sería que Mugabe reconociera a Mnangagwa como vicepresidente y que luego se retirara”, explicó Derek Matyszak, analista del Instituto de Estudios para la Seguridad de Pretoria.

Según la Constitución de Zimbabue, en caso de dimisión, fallecimiento o impedimento del presidente para ejercer sus funciones su sucesor es el vicepresidente hasta que haya elecciones. Sin embargo, el jueves Mugabe rechazó su dimisión en una reunión con el jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Constantino Chiwenga.

Mugabe apareció ayer por primera vez en público desde el golpe militar, un nuevo signo de su intención de mantenerse en el poder al participar en una ceremonia de entrega de diplomas en la Universidad de Harare.

En un comunicado, la Fuerza Armada anunció que sigue negociando con Mugabe sobre la próxima etapa. El influyente jefe de los ex combatientes de la guerra de independencia, Christopher Mutsvangwa, lanzó un ultimátum a Mugabe. “Se acabó el tiempo: debe dimitir”, declaró en una rueda de prensa en Harare, en la que llamó a la población a reunirse hoy en la capital en apoyo a los militares.

Golpe. El miércoles en la madrugada la Fuerza Armada de Zimbabue tomó el control de Harare, en una operación sin víctimas, para apoyar a Mnangagwa convertido en el principal enemigo de Grace Mugabe, la mujer del presidente.

Fue la primera dama la que hizo caer a Mnangagwa a principios de este mes, una estrategia para dejarle la vía libre para convertirse ella misma en la sucesora de su marido.

Los militares, que tuvieron un papel clave en la independencia de Zimbabue en 1980, anunciaron sin dar nombres el arresto de varios allegados al presidente. La Fuerza Armada pidió paciencia al país.

En Harare la circulación era normal y las tiendas estaban abiertas, aunque el Ejército sigue bloqueando los accesos al Parlamento y al Tribunal Supremo.

El dato

El secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, indicó que los zimbabuenses deben poder elegir su gobierno. “Zimbabue tiene una oportunidad de tomar una nueva vía que debe incluir elecciones democráticas y respeto a los derechos humanos”, señaló.

Robert Mugabe gobierna la nación desde 1980.


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