El presidente de Brasil, Michel Temer, perdió parte de su fuerza política cuando por primera vez desde sus propias filas se le sugirió la renuncia, medida que también los sindicatos van a exigirle mañana en las calles de Brasilia. Por primera vez desde que estalló un escándalo que lo ha dejado como sospechoso de prácticas corruptas y bajo una investigación en la Corte Suprema, Temer escuchó a un senador de su propio partido sugerir que debe hacerse a un lado.

“No diría que estoy a favor de una renuncia, pero es necesario hallar una salida” a la crisis y “la que interesaría más sería una elección en el Congreso para designar un nuevo presidente lo más rápidamente posible», dijo Renán Calheiros, jefe del grupo del Partido del Movimiento Democrático Brasileño en el Senado.

Nadie en esa formación, que lidera el propio gobernante, se había pronunciado hasta ahora en una forma tan contundente, lo que sugiere que las grietas crecen entre los propios aliados de Temer. De acuerdo con lo que dijo Calheiros a Radio Gaúcha, sería “fundamental que el presidente comprenda su papel en la Historia, converse y se disponga a facilitar el proceso de la forma más viable”.

El senador argumentó que la crisis en que se ha sumergido Brasil “es muy seria y evoluciona rápidamente”, por lo que es necesario “construir una salida rápida para poder alcanzar las objetivos permanentes de Brasil”. Apuntó que “no hay cómo administrar este escenario, pues las cosas están muy difíciles y más tarde o más temprano se llegará a un final”, en alusión a una posible caída de Temer por las acusaciones que pesan en su contra ante la Corte Suprema.


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