El ministro de Salud de Brasil, Marcelo Castro, renunció al gobierno de la presidente Dilma  Rousseff , en medio de la grave crisis política que le puede costar el cargo a la jefe de Estado. La dimisión de Castro fue anunciada por medio de un decreto en el que  Rousseff   precisó que fue una «petición» del ahora ex ministro. Su salida ocurre en un momento en el que Brasil lucha contra el zika, un virus que ha encendido las alarmas después de que algunos estudios lo relacionaran con la microcefalia. Castro es militante del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, fuerza que rompió el mes pasado con  Rousseff   y que está liderada por el vicepresidente Michel Temer, quien es el primero en la línea de sucesión si se da el juicio político contra la mandataria. En las últimas semanas dejaron sus carteras  los ministros de Deportes, Ciencia y Tecnología, Aviación Civil, Minería y Energía, Turismo y Puertos e  Integración Nacional. La mandataria anunció la sustitución de cuatro de ellos por técnicos. A esta situación se suma el que el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva no puede ejercer como ministro de la Presidencia, debido a que su nombramiento fue suspendido por una decisión cautelar del Tribunal Supremo. La ministra de Agricultura, Katia Abreu, es la única del PMDB que  permanece en el gabinete. Rousseff   dijo estar muy triste por la posibilidad inminente de perder su mandato en un juicio político, proceso que considera injusto y que le impediría asistir a la apertura de los Juegos Olímpicos de Río en agosto. Su destino está en manos de una comisión del Senado que ayer escuchó la acusación que se basa en supuestas violaciones que habría cometido la jefe de Estado en contra de las leyes de presupuestos.


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