Aproximadamente 100.000 personas se congregaron ayer ante el Congreso Nacional en Brasilia y manifestaron su respaldo al juicio político que la oposición promueve contra la presidente Dilma Rousseff, para destituirla del cargo.Rousseff fue objeto de multitudinarias protestas en todo el país. El número de participantes en la protesta realizada en Brasilia fue calculado por la Policía Militar que, además, aseguró que fue una de las manifestaciones más numerosas que se han visto en las últimas décadas en la capital brasileña. Como en casi toda la nación, la mayoría de los manifestantes acudió vestido con los colores verde y amarillo de la bandera del país y lanzó consignas contra la mandataria, su antecesor y padrino político Luiz Inácio Lula da Silva y el Partido de los Trabajadores, al que ambos pertenecen.La protesta más multitudinaria se observó en la playa de Copacabana, Río de Janeiro, sede de los próximos Juegos Olímpicos, donde las autoridades dijeron que no harían ningún cálculo de asistencia. Las cifras ofrecidas por los organizadores en esa entidad varían entre 500.000 y un millón de personas en la avenida Atlántica, que bordea una de las playas más famosas de la ciudad. La jornada nacional de protestas fue convocada por grupos de la sociedad civil, pero cuenta con el apoyo explícito de todos los partidos opositores. Sao Paulo, capital económica e industrial de Brasil, el año pasado fue el corazón de las marchas contra el gobierno, que llegó a concentrar hasta un millón de ciudadanos. Imágenes aéreas mostraron ayer una marea compacta de gente vestida de amarillo y verde y con la emblemática camiseta de la selección de fútbol. ?Vine porque estoy cansada de ver tanta corrupción y para reclamar por el desorden en que se convirtió este país. Basta de robo, basta?, dijo Rosilene Feitosa, pensionada de 61 años de edad. ?Yo voté por el PT, pero nunca más?, afirmó. Tradicionales bastiones del Partido de los Trabajadores, como el estado de Bahía o Pernambuco, en el noreste, también tuvieron grandes convocatorias. Condena  La presidente  Dilma Rousseff difundió ayer una nota oficial en la que condenó unas pintadas hechas el fin de semana, en las que se exigía la detención del ex presidente Lula da Silva. En particular, la mandataria se refirió a unos mensajes escritos con aerosol en las paredes de la sede de la Unión Nacional de Estudiantes, en Sao Paulo, que decían, entre otras cosas, ?Lula a la cárcel?. Según Rousseff, pintadas de esa naturaleza confunden el debate político saludable con la diseminación del odio y suponen una provocación, violencia y vandalismo, que son preocupantes.


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