Los dirigentes militares de Sudán se encontraban este lunes bajo presión de los países occidentales y de los manifestantes para ceder el poder a un gobierno civil, en el décimo día de las protestas ante su cuartel general.

Miles de personas seguían acampadas día y noche ante el complejo militar de Jartum. Los manifestantes plantearán sus demandas al consejo militar, que ocupa el poder tras el derrocamiento del presidente Omar al Bashir, reclamado por genocidio y crímenes contra la humanidad por la Corte Penal Internacional de La Haya.

La organización que se puso al frente de estas protestas, la Asociación de Profesionales Sudaneses, pidió a los militares «ceder inmediatamente el poder a un gobierno civil». Además, reclamó que este gobierno civil y las fuerzas armadas lleven ante la justicia a Al Bashir y a sus temidos Servicios de Seguridad e Inteligencia Nacional (NISS por sus siglas en inglés).

Estados Unidos, Reino Unido y Noruega instaron a los militares y a las otras partes a dialogar sobre la transición hacia un poder civil. En un comunicado conjunto de sus embajadas el domingo, los tres países pidieron que no se recurra a la violencia para acabar con las protestas, y estimaron que «el cambio legítimo» que reclaman los sudaneses no se ha producido. «Es hora de que el consejo militar de transición y todas las otras partes mantengan un diálogo inclusivo para efectuar una transición hacia un gobierno civil», afirmaron. «Esto debe hacerse de manera creíble y rápida, con los líderes de la protesta, la oposición política, las organizaciones de la sociedad civil y todos los elementos relevantes de la sociedad, incluidas las mujeres», añadió.

Comprometido con la transición 

El consejo militar se reunió el domingo con los partidos políticos y les instó a ponerse de acuerdo sobre una «figura independiente» para ser primer ministro, indicó un periodista de la AFP presente en la reunión.

«Queremos establecer un Estado civil basado en la libertad, la justicia y la democracia», dijo un miembro del consejo, el teniente general Yaser al Ata, a miembros de varios partidos políticos.

Una delegación de diez representantes de los manifestantes entregó una lista de demandas durante las conversaciones, según una declaración del grupo Alianza por la Libertad y el Cambio. Pero en una rueda de prensa posterior, el portavoz del consejo no respondió a las últimas demandas de los manifestantes, aunque sí anunció el nombramiento de un nuevo jefe de los servicios de inteligencia del NISS.

Los líderes de la protesta pidieron que esta temida agencia de inteligencia, cuyo jefe Salih Ghosh renunció el sábado, sea reestructurada y que sus responsables sean juzgados.

El Ministerio de Relaciones Exteriores dijo que el jefe general del consejo militar, Abdel Fatah al Burhan, estaba «comprometido con tener un gobierno completamente civil» e instó a otras naciones a respaldar a los militares para lograr «el objetivo sudanés de una transición democrática».

El sábado, Burhan juró erradicar «de raíz» el régimen de Bashir, y levantó con efecto inmediato el toque de queda nocturno . También prometió que los individuos implicados en el asesinato de manifestantes se sentarán en el banquillo de acusados y que los manifestantes detenidos durante el estado de emergencia impuesto por Bashir serían liberados.


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