Los ataques contra minorías religiosas en Sri Lanka se han venido repitiendo en el pasado, los últimos de relevancia en el año 2018, cuando el gobierno tuvo que declarar el estado de emergencia después de que hubo enfrentamientos entre musulmanes y cingaleses budistas, con dos muertos y decenas de detenidos. 

En la isla, ubicada en el sur de la India, la población cristiana representa 7,4%, mientras que los budistas son 70,2%, los hinduistas 12,6% y los musulmanes 9,7%, según datos del censo de 2011. Sin embargo, atentados de la magnitud de los de este domingo, en el que murieron 290 personas,  no habían tenido lugar desde la guerra civil entre la guerrilla tamil y el gobierno, un conflicto que duró 26 años y que, según la ONU, causó más de 40.000 civiles muertos.

En los ataques a iglesias y hoteles participaron siete suicidas y un portavoz del gobierno aseguró que en ellos está involucrada una red internacional. Dos de los suicidas se inmolaron en el lujoso hotel Shangri-La, en el paseo marítimo de Colombo, dijo Ariyananda Welianga, alto cargo de la división forense del gobierno. Los otros eligieron como objetivo tres iglesias y otros dos hoteles. Un cuarto hotel y una casa ubicada en un suburbio de la capital Colombo también fueron atacados, pero no está aún claro cómo se llevaron a cabo esos atentados. 

Nadie se ha atribuido la autoría de las explosiones del Domingo de Resurrección, que se originaron principalmente durante los servicios religiosos o cuando los huéspedes de los hoteles estaban desayunando. El portavoz del gabinete, Rajitha Senaratne, dijo que una red internacional está involucrada en los ataques, pero no dio detalles. “No creemos que estos ataques hayan sido llevados a cabo por un grupo de personas reducidas a este país”, dijo Senaratne.

El presidente Maithripala Sirisena dijo en un comunicado que el país pedirá ayuda extranjera para rastrear los vínculos internacionales de los atacantes. El primer ministro Ranil Wickremsinghe reconoció el domingo que el gobierno tenía información previa sobre posibles ataques a iglesias que involucraban a un grupo islamista poco conocido. Un informe de inteligencia fechado el 11 de abril y visto por Reuters mostró que una agencia extranjera había advertido a las autoridades de Sri Lanka sobre posibles ataques.

¿Cómo es la situación de la comunidad cristiana en ese país asiático?

Es un país poco habituado a la violencia contra los cristianos, aunque sí a los enfrentamientos entre budistas y musulmanes.

Los católicos tienen adeptos tanto entre los tamiles (segunda etnia del país) como entre los cingaleses (primera etnia). Sin embargo, algunos cristianos son mal vistos porque apoyan las investigaciones exteriores sobre los crímenes presuntamente cometidos por las Fuerzas Armadas contra los tamiles durante la guerra que culminó en 2009.

En 2017, la Alianza Nacional Evangélica Cristiana de Sri Lanka registró un centenar de incidentes contra los cristianos en la isla, según un informe del Departamento de Estado estadounidense.

¿Por qué se pelean los budistas y los musulmanes?

Los enfrentamientos entre estos dos grupos religiosos han sido recurrentes en los últimos cinco años: en 2017 se originaron al menos 16 incidentes violentos contra musulmanes, que llevaron a la creación de “comités de reconciliación” en todos los distritos del país, y en 2018 el gobierno llegó a declarar el estado de emergencia para atajar algunos disturbios contra los musulmanes.

¿Se conoce quién pudo haber perpetrado dichos ataques?

Siete suicidas participaron en los ataques contra iglesias y hoteles de lujo en Sri Lanka que mataron a 290 personas e hirieron a más de 500, dijo este lunes un investigador, mientras que un portavoz del gobierno aseguró que está involucrada una red internacional.

Nadie se ha atribuido la autoría de las explosiones del Domingo de Resurrección, que se originaron principalmente durante los servicios religiosos o cuando los huéspedes de los hoteles estaban desayunando, pero el gobierno de ese país atribuyó el hecho a un movimiento islamista local, el National Thowheet Jama’ath.

El portavoz del gobierno indicó que no entendía cómo una pequeña organización en este país puede hacer todo eso. «Estamos investigando sobre una posible ayuda extranjera y sus otros vínculos, cómo forman kamikazes, cómo han producido estas bombas», agregó.

El NJT se dio a conocer el año pasado por actos de vandalismo contra estatuas búdicas. Igualmente, hace 10 días los servicios de policía fueron alertados de que el grupo preparaba atentados suicidas contra iglesias y la Embajada de India en Colombo. 

Las autoridades esrilanquesas anunciaron por el momento la detención de 24 personas, sobre las cuales no se dio ningún detalle. El presidente Maithripala Sirisena presidió el lunes un consejo de seguridad a su regreso del extranjero a este país de 21 millones de habitantes.

La Embajada de Estados Unidos en Colombo advirtió que «grupos terroristas» continúan preparando ataques en Sri Lanka. »Los grupos terroristas continúan tramando posibles ataques en Sri Lanka. Los terroristas podrían atacar con poca o ninguna advertencia (…) áreas públicas», indicó el Departamento de Estado a través de la sede diplomática estadounidense en el país insular.

Fuera del número de muertos, ¿por qué son tan significativos los atentados de este domingo?

Los ocho ataques con explosivos ocurrieron precisamente durante el Domingo de Pascua, una fiesta central del cristianismo en la que sus fieles celebran la resurrección de Jesucristo luego de haber sido crucificado. 

Por otra parte, los ceilandeses son el tercer pueblo más religioso del mundo, de acuerdo con la Consultora Gallup, ya que el 99% declaró en 2008 que la religión era una parte muy importante de sus vidas.

¿Por qué los ataques incluyeron hoteles y lugares turísticos?

La religión y el turismo fueron los objetivos de estos ataques, pero tampoco es usual este tipo de actos contra complejos turísticos de alto nivel. En los últimos años, Sri Lanka se ha convertido en uno de los principales focos de atracción turística en el sudeste asiático por su exuberante naturaleza y su patrimonio histórico. Según datos del Banco Mundial, en solo dos décadas la isla pasó de recibir 360.000 visitantes (1997) a 2,1 millones (2017).


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