El papa Francisco pidió a los políticos latinoamericanos enfrentar la pobreza y los instó a que entiendan la política como una alta forma de caridad para el bien común de las naciones. El pedido del pontífice fue hecho a través de un videomensaje enviado con ocasión de la reunión en Bogotá del 1 al 3 de diciembre de políticos latinoamericanos, promovida por el Consejo Episcopal Latinoamericano y la Pontificia Comisión para América Latina.
“La política es ante todo servicio. No es sierva de ambiciones individuales, tampoco patrona, que pretende regir todas las dimensiones de la vida de las personas, incluso recayendo en formas de autocracia y totalitarismo”, indicó.
“Se podría afirmar que el servicio de Jesús –que vino a servir y no a ser servido– y el servicio que el Señor exige de sus apóstoles y discípulos es analógicamente el tipo de servicio que se pide a los políticos. Es un servicio de sacrificio y entrega, al punto tal que a veces se puede considerar a los políticos como mártires de causas para el bien común de sus naciones”, explicó.
El pontífice reconoció que se necesita una buena y noble política en toda América Latina, y los invitó a atender grandes desafíos como la pobreza.
“¿Acaso no hay que enfrentar problemas y desafíos de gran magnitud? Ante todo, la custodia del don de la vida en todas sus etapas y manifestaciones”, recordó. “América Latina tiene también necesidad de un crecimiento industrial, tecnológico, autosostenido y sustentable, junto con políticas que enfrenten el drama de la pobreza y que apunten a la equidad y a la inclusión, porque no es verdadero desarrollo el que deja a multitudes desamparadas y sigue alimentando una escandalosa desigualdad social”, subrayó.
En Bangladesh. Francisco pronunció finalmente el término rohinyá, que evitó durante su visita a Birmania y Bangladesh, tras un encuentro con un grupo de refugiados de esta minoría musulmana que vive en un campo de refugiados.
El pontífice saludó y estrechó las manos de cada uno de estos refugiados musulmanes.
El obispo de Roma escuchó en silencio, con extrema seriedad y sin soltar las manos de los hombres y mujeres. Luego les puso las manos en la cabeza como señal de bendición.
El santo padre participó en un acto interreligioso y ecuménico con líderes de las comunidades musulmanas, budistas, hinduistas y otras cristianas.
El Papa llamó a una apertura del corazón para entablar un dialogo de vida. Exhortó a combatir el virus de la corrupción política, las ideologías religiosas destructivas, la tentación de cerrar los ojos ante las necesidades de los más pobres, de los refugiados de las minorías perseguidas y de los más vulnerables.