Los últimos activistas estadounidenses que quedan en la embajada de Venezuela en Washington esperan este martes la entrada de la policía, mientras los representantes del líder opositor venezolano Juan Guaidó advierten que «todo el peso de la ley va a recaer sobre ellos».

Desde hace 34 días, un grupo de estadounidenses que creó el Colectivo para la Protección de la Embajada (Embassy Protection Collective) vive en la sede, con la anuencia del gobierno de Nicolás Maduro. El propósito de los activistas, que denuncian la existencia de un plan de golpe de Estado contra Maduro, es impedir la entrada de los delegados de Guaidó y custodiar el recinto tras la salida de los últimos diplomáticos venezolanos el 24 de abril.

Francisco Márquez, asesor político de la delegación de Guaidó en Estados Unidos, advirtió que los activistas cometieron un «delito federal» y que «todo el peso de la ley va a recaer sobre ellos». El asesor explicó que el lunes se hizo «una notificación de ocupación ilegal que lleva más de un mes», pero al ser interrogado sobre cuándo serán desalojados respondió que se va a esperar un tiempo prudencial. «No sabemos exactamente cuánto va a ser», admitió.

Tres activistas abandonaron el lunes la sede ante la notificación y cuatro se negaron a salir, pese a que las autoridades les ofrecieron no presentar cargos si lo hacían voluntariamente. Desde hace semanas, la pugna que enfrenta Venezuela entre el gobierno de Maduro, reconocido por la ONU y apoyado por Rusia y China, y Guaidó, respaldado por Estados Unidos y más de 50 países, también se trasladó a la sede diplomática en Washington.

«Todavía estamos acá, hoy es otro día en el que Guaidó no es presidente y Maduro sí. No me importa que me arresten», dijo por la ventana en la mañana Kevin Zeese, codirector de la organización Resistencia Popular, envuelto en una manta.

Carlos Vecchio, representante de Guaidó en Washington, afirmó la semana pasada que desde el 1° de mayo dio su consentimiento a las autoridades estadounidenses para «recuperar» la embajada. Dentro de la sede permanecen, además de Zeese, la otra codirectora de Resistencia Popular, Margaret Flowers, y otros dos activistas.


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