Iván Darío Torres es un vendedor ambulante colombiano. Ofrece melcochas frente a una universidad privada en Bucaramanga. “Están pasando mucha hambre allá en Venezuela, pobre gente; no quiero que pase eso por acá”, expresó.

A solo horas de celebrarse las elecciones presidenciales en Colombia, Torres aún está indeciso. No sabe por quién votar. Lo único que este hombre de 35 años de edad tiene claro es que no será por el candidato presidencial de izquierda, Gustavo Petro, uno de los favoritos en la contienda según las encuestas: “No voy a votar por Petro porque me da miedo. Con ese señor se acaban las empresas, así como pasó con Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela”.

Torres no es un caso aislado. El miedo al denominado castrochavismo y a la crisis venezolana se instaló en la campaña presidencial colombiana hasta el punto de desplazar un temor histórico que por décadas fue usado como capital político durante las campañas: el miedo a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y las guerrillas, refirió el politólogo Jaime Duarte, profesor del área de Gobierno y Política de la Universidad del Externado de Colombia.

“Desde 1988 hasta el año pasado la guerra contra la guerrilla había sido siempre el caballito de batalla. Las campañas se desviaban en hacer la paz o en hacer la guerra. Así ganó Andrés Pastrana por proponer la paz, luego Álvaro Uribe porque la paz de Pastrana falló; y así ganó Juan Manuel Santos, que dijo: ‘Vamos a seguir dando duro’. Pero en estas elecciones se acaba el motivo político de los últimos 20 años y entra un nuevo miedo: el miedo al fantasma del castrochavismo”, explicó.

Demonizada. La llegada masiva de venezolanos y los problemas sociales derivados de ese hecho no podían ignorarse, señaló Camilo Vargas, coordinador del Observatorio de Política Electoral de la Misión de Observación Electoral.

“La demonización de lo que significa Venezuela para Colombia ha cobrado mucha importancia, pero esto es algo que viene desde hace años. Es un discurso sobre todo creado desde el Centro Democrático y la línea política cercana al senador y ex presidente Uribe”, recalcó.

Vargas recordó las confrontaciones entre los gobiernos de Uribe y Chávez, un tiempo en el que los impases hicieron “resurgir una especie de nacionalismo” en el colombiano. Por eso es que a su juicio la coyuntura actual que atraviesa Venezuela hace posible que se pueda reciclar ese sentimiento, lo cual incidiría en la votación.

En vísperas de los comicios, el candidato Gustavo Petro fue noticia por desmarcarse del presidente venezolano.

“A Maduro ni lo conozco. Más lo conoce el señor Uribe o el señor Santos. De Maduro tengo enorme desconfianza porque me parece un tipo incapaz”, dijo Petro.

“El camino de Chávez, con el corazón lo digo, fue equivocado. Y guió a casi todo el progresismo latinoamericano a un camino equivocado, creer que se puede construir justicia social a partir de distribuir los recursos no renovables de un país. Ahí se destruye el mecanismo y ya se vio en Venezuela. Eso no es sostenible”, declaró.

De errática calificó el politólogo Duarte el cambio de estrategia en el discurso del ex guerrillero y ex alcalde de Bogotá.

Dijo que eso prueba que, en el terreno ideológico, la campaña electoral vencedora se la terminó adjudicando la derecha. Advirtió sin embargo que eso no necesariamente se traducirá en votos para la tolda uribista, pues a su juicio la polarización de ambas tendencias también fue protagonista en los debates presidenciales. Eso pudiera favorecer a otro candidato: Sergio Fajardo, ex alcalde de Medellín.

“Petro cayó en la trampa. Fue tarde la aclaración, por lo que podría verse beneficiado Fajardo, que aun cuando ha manifestado su solidaridad con los venezolanos, no se ha casado con el fantasma del castrochavismo. Él puede recolectar votos fallidos que supuestamente debían ir a Petro”, explicó.

Los venezolanos en Colombia tampoco son indiferentes. “Si pudiera votar, lo haría por Fajardo porque de todos me parece el más sincero. Se expresa bien y se ha mantenido al margen de escándalos políticos. Petro no me inspira confianza. Al escucharlo me parece muy cínico. Es inevitable recordar a Chávez en su campaña presidencial de 1998”, manifestó el marabino Aly Mavárez, de 34 años de edad, asesor comercial de un medio de comunicación de Cúcuta.

Un venezolano que sí podrá votar es el contador público Luis Valdés, de 35 años de edad. Está radicado en Bogotá y tiene doble nacionalidad. “Mi elección será por Fajardo. Petro tiene semejanza en su discurso con Chávez, quizás no tan encendido pero sí las mismas influencias. Si llegara a ganar, me he planteado irme de Colombia”, señaló.


Iván Duque: El rostro fresco del uribismo

A Iván Duque Márquez, líder en las encuestas de intención de voto, la vida le cambió vertiginosamente en los últimos cuatro años, cuando pasó de ser un desconocido y novato en política a la carta del uribismo para volver al poder. De 41 años de edad, es el candidato más joven y se presenta como abanderado de un sector de la sociedad insatisfecho con el acuerdo de paz firmado con las FARC que teme que el país se convierta en una segunda Venezuela, a cuyo gobierno no vaciló en llamar “dictadura” desde el primer momento.

Su discurso es una versión moderada del usado por el ex presidente Álvaro Uribe, líder del partido Centro Democrático, en el que Duque ha hecho su corta carrera política, primero como senador en el período 2014-2018, y ahora como candidato presidencial. Hace un año muchos colombianos afirmaban que votarían “por el que diga Uribe”, y ese resultó ser Duque, que se impuso por amplio margen en una consulta interna, y el 11 de marzo en una entre partidos de la derecha para obtener la nominación presidencial.

Desde entonces se ha mostrado inalcanzable en las encuestas y, aunque es poco probable que gane en primera vuelta, analistas políticos dan por hecho que lo hará en la segunda, prevista para el 17 de junio.

Duque nació en Bogotá en agosto de 1976 y creció en una familia liberal de la mano de su padre, Iván Duque Escobar, gobernador del departamento de Antioquia, ministro de Minas y Energía en la presidencia de Belisario Betancur (1982-1986) y registrador nacional. El hoy candidato se graduó de abogado en la Universidad Sergio Arboleda, en Bogotá, tiene un máster en Derecho Económico de la American University y otro más en Gerencia de Política Pública de la Universidad de Georgetown.

La carrera profesional la desarrolló principalmente en Estados Unidos, donde trabajó como consultor de la CAF y consejero del BID.

Sus rivales le echan en cara su falta de experiencia. Él responde que su trayectoria es similar a la de figuras exitosas como el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y el presidente francés, Emmanuel Macron.

En sus mítines suele presentarse con sombrero y hace gala de un carisma y formas educadas que han cautivado a millones de seguidores, muchos de ellos mujeres comprometidas con su campaña y que se hacen llamar “duquesas”.

Es hincha del club de fútbol América de Cali y le gusta cantar vallenatos, lo que ha hecho con grandes nombres de esa música como Silvestre Dangond, Poncho Zuleta y Jorge Celedón.

Está casado con la abogada María Juliana Ruiz, con quien tiene tres hijos pequeños: Luciana, Matías y Eloísa.

Sus críticos aseguran que en caso de ganar la presidencia será un títere de Uribe, a lo que él responde: “Yo voy a ser el presidente y voy a tomar las decisiones”.

Iván Duque nació en Bogotá en agosto de 1976. Es abogado y está casado con María Juliana Ruiz, con quien tiene tres hijos.


Gustavo Petro: El sueño de la izquierda

La candidatura de Gustavo Petro hace soñar a la izquierda colombiana con la posibilidad de ganar por primera vez la presidencia. Polémico, de verbo suelto y discurso encendido, Petro lidera el movimiento Colombia Humana y su escenario preferido son las plazas públicas, en las que se presenta como sucesor del ideario de políticos del siglo XX asesinados, como Jorge Eliécer Gaitán, Luis Carlos Galán y Carlos Pizarro.

Se dio a conocer como político en el Senado, donde alcanzó popularidad por sus denuncias contra la corrupción, pero fue como alcalde de Bogotá cuando se proyectó con una gestión no exenta de polémicas.

En esta campaña denunció un supuesto atentado en Cúcuta que, según las autoridades, fue un ataque con piedras, y advirtió que el gobierno “cocina” un fraude para frenar su triunfo.

Nació en Ciénaga de Oro, en el departamento caribeño de Córdoba, el 19 de abril de 1960, 10 años antes de la creación de la guerrilla Movimiento 19 de Abril, a la que se vinculó a los 17 años de edad y en la que adoptó el alias de “Aureliano”, por el personaje del coronel Aureliano Buendía de la novela de Gabriel García Márquez Cien años de soledad.

Por su militancia guerrillera estuvo encarcelado dos años y se integró de lleno a la vida política tras la desmovilización del M-19, gracias al acuerdo de paz firmado en 1990. Eso no le impidió concluir sus estudios de Economía en la Universidad Externado de Colombia, en Bogotá, que complementó con otros de Medio Ambiente y Desarrollo Poblacional en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica).

Escaló posiciones en la política hasta llegar a la Cámara de Representantes en dos períodos (1991-1994 y 1998-2006) y senador (2006-2010). También fue primer secretario de la embajada de Colombia en Bélgica, entre 1994 y 1996.

En el Senado protagonizó candentes debates sobre corrupción y denunció el nexo entre políticos y miembros de las Autodefensas Unidas de Colombia. Sus denuncias aumentaron en el segundo gobierno de Álvaro Uribe (2006-2010), del que es acérrimo crítico. También denunció los “falsos positivos”, las ejecuciones extrajudiciales de civiles por militares que los hicieron pasar por guerrilleros muertos en combate, y puso al descubierto las escuchas ilegales a magistrados, periodistas, defensores de derechos humanos y opositores cometidas por el desaparecido DAS.

El actual es su segundo intento de llegar a la presidencia. En 2010 se postuló por el Polo Democrático Alternativo y obtuvo 1,3 millones de votos en los comicios que ganó Juan Manuel Santos. Después de ese fracaso se escindió del Polo y fundó el Movimiento Progresistas, con el que ganó la Alcaldía de Bogotá para el período 2012-2015, gestión fuertemente criticada por su politización y que, según sus críticos, dejó a Bogotá sumida en un caos.

Gustavo Petro nació en Ciénaga de Oro, en el departamento caribeño de Córdoba, el 19 de abril de 1960. Es economista y fue alcalde de Bogotá.


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