En un refugio de la Cruz Roja de Puerto Vallarta, Wendi Mozingo y su familia, siete personas en total, se sentaron en círculo y trataron de comprender instrucciones en un idioma que no conocen. Uno de los niños se concentraba sobre un libro. En el resto, se notó la tensión: Manos que se frotan. Miradas intensas. Son parte de las 88 personas que esperaron en el albergue la llegada del mayor huracán de la historia de México: Ancianos en sillas de ruedas, niños que se recostaban sobre sus padres o en colchones en el suelo de la habitación, un lugar de techos altos donde cuatro ventiladores colgados  empujan el aire, pesado y húmedo, para que las horas pesen algo menos. El huracán Patricia avanzó ayer hacia las costas del oeste de México como una monstruosa tormenta de categoría 5, la más fuerte que se haya registrado en el Hemisferio Occidental, mientras residentes y turistas buscaron resguardo o incluso escapar de la zona donde causó estragos. ?El país enfrenta una amenaza de gran escala’, escribió el presidente Enrique Peña Nieto en su cuenta de Twitter, desde donde también lanzó un llamado a la gente para buscar lugares seguros.El huracán atravesó todo México, entró por Jalisco con vientos sostenidos de 325 kilómetros por hora y una vez en el golfo de México se dirigió  hacia Estados Unidos aunque con una categoría menor. Generó tormentas y tornados y la gente temía que regresarán al país.En Puerto Vallarta, en el estado occidental de Jalisco, la gente reforzó las entradas de sus casas con sacos de arena y maderas en ventanas y puertas, mientras los hoteles retiraban sillas y cualquier otro objeto en la playa.El aeropuerto de Puerto Vallarta estuvo cerrado y varias personas se acercaban al terminal de autobuses para tratar de salir hacia Guadalajara o a alguna otra localidad tierra adentro. Camiones de bomberos y ambulancias recorrieron las calles de Puerto Vallarta con las sirenas encendidas para pedir que desalojaran la zona. José Manuel González Ochoa, dueño del restaurante Pollos Ochoa, dijo que esos llamados lo hicieron pensar mejor lo que iba a hacer.González vive con su familia en el primer piso del restaurante y sus vecinos le informaron que unos años antes de que él llegara allí el agua alcanzó hasta donde ahora habitan. ?Más bien nos vamos para arriba ya’, expresó y mencionó una comunidad a 30 minutos de la costa.La fuerza del huracán Patricia es comparable con la del tifón Haiyan, que hace dos años causó más de 7.300 muertos o desaparecidos en Filipinas, de acuerdo con registros de la Organización Mundial Meteorológica de la Organización de Naciones Unidas.


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