Decenas de miles de personas volvieron a salir a las calles este sábado en Francia para protestar contra el proyecto de reforma laboral del gobierno socialista de François Hollande, con brotes de violencia en París y varias ciudades de provincia. Un mes después de la primera manifestación en contra del texto, considerado como «demasiado liberal» por sus detractores, unas 120.000 personas desfilaron en toda Francia, según el ministerio del Interior. Pese a la determinación de los organizadores, la afluencia era menor que en anteriores convocatorias. El pasado 31 de marzo, 390.000 personas salieron a la calle, según la policía; 1,2 millones de personas, según los sindicatos. Los organizadores apuntaban a las vacaciones escolares como motivo de la menor asistencia. En las ciudades de Nantes y Rennes (oeste), dos de los principales focos de la contestación, así como al cierre de la marcha en París, se registraron choques el sábado entre manifestantes y policías. En Rennes, al menos cuatro personas, incluyendo tres policías, resultaron heridos. En Nantes, los manifestantes erigieron barricadas, vitrinas quedaron destruidas y periodistas fueron atacados violentamente. En París, tres policías resultaron heridos, según la prefectura. En total, 26 personas fueron detenidas, indicó el ministerio del Interior.  Esta es la sexta vez que los sindicatos de trabajadores y estudiantes llaman a los franceses a salir a las calle para exigir que se retire la reforma.


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