El presidente Emmanuel Macron afronta una semana difícil con la presentación el miércoles próximo de un controvertido proyecto de ley que busca endurecer la política migratoria y de asilo en Francia, cuestionado incluso por algunos miembros de su partido.

Con el proyecto de ley se pretende, según el gobierno, reducir a un máximo de seis meses el proceso de solicitud de asilo, facilitar el proceso de reconducción a la frontera de los migrantes que no hayan obtenido el asilo y mejorar la integración de aquellos admitidos en el territorio francés. Pero desde hace meses crece una polémica sobre este texto que divide incluso a la mayoría centrista –compuesta de personalidades de la derecha y de la izquierda moderadas– con voces que denuncian una ley «represiva».

Pero la medida que más críticas ha recibido es el aumento del periodo de retención administrativa de los inmigrantes en trámite de expulsión que pasaría a 90 días, el doble del límite actual. Como muestra del descontento, el personal de la Corte Nacional de Derecho de Asilo en Francia y la Oficina Francesa de Protección de Refugiados y Apátridas estarán en huelga mañana contra esta ley, que los sindicatos ven como «una ruptura incuestionable con la tradición de asilo de Francia».

Las políticas de Macron en materia migratoria no terminan de convencer: los simpatizantes de la izquierda consideran que es demasiado represiva y carece de humanismo, mientras que los de la derecha opinan que es demasiado blanda.


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