En lo que va de 2016 el juez Sérgio Moro, de 43 años de edad, ha puesto en jaque a la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, y al ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva. Este abogado, especialista en corrupción y lavado de dinero, ha hecho de su misión desmantelar la red de corrupción en Brasil de la que no escapa el oficialista Partido de los Trabajadores.Sus amigos cercanos y aquellos que estudiaron con él en la universidad lo califican de nerd por su obsesivo conocimiento del derecho y su estricta y justa aplicación de las leyes, de acuerdo con el diario estadounidense The Washington Post.Se especializó en corrupción y lavado de dinero en la Universidad de Harvard, y dice tener un gran respeto por el sistema judicial de este país.Moro, junto con la policía federal de Brasil, empezó en 2014 la operación Lava Jato (Lava auto) en contra del blanqueo de capitales, la cual reveló que la empresa estatal Petrobras y el conglomerado privado Odebrecht estaban involucrados en esta actividad ilegal, lo que ha causado un escándalo en la nación.Sus acciones no han pasado inadvertidas. Para la oposición, el magistrado es una superestrella (hay muñecos que le representan y memes de apoyo en las redes sociales). Además, ganó fama internacional por su dura persecución a los actos ilícitos del PT, en los cuales, presuntamente, están involucrados Lula y Rousseff.El juez también tiene sus detractores. Hay acusaciones de que Moro y su equipo han forzado confesiones a cambio de penas menores. Muchos creen que cruzó la línea cuando autorizó la publicación de una conversación telefónica pinchada entre Rousseff y Lula, que puso en evidencia un plan para evitar que el ex mandatario vaya a juicio. ³Yo, sinceramente, estoy asustado porque a partir de un juez de primera instancia, todo puede ocurrir en este país², dijo Lula sobre Moro en la grabación.Michel Temer: el político de la transiciónEl vicepresidente de Brasil, Michel Temer, dirigente del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (centro), rompió su coalición con el Partido de los Trabajadores de la presidente Dilma Rousseff, por lo que desligó al PMDB y a su persona de los escándalos de corrupción que sacuden al país.Temer, de 75 años de edad y de ascendencia libanesa, es abogado constitucionalista y fue elegido junto con la mandataria en 2010.Sin temblarle el pulso,  proporcionó un duro golpe al gobierno de Rousseff en un momento en que la crisis y la situación política se vuelven cada día más difíciles.  Pese a que ha negado coquetear con la presidencia de Brasil, Temer, en su condición de vicepresidente, es el hombre de la transición en caso de que Rousseff renuncie o sea forzada a dejar el poder; sin embargo, ha declarado públicamente que se siente como un vicepresidente decorativo.»Por el momento, no. Gracias. Vamos a esperar a 2018. Vamos a montar un candidato, un gran nombre del PMDB. Yo estoy cerrando mi carrera», afirmó recientemente en un acto de su partido.La fortaleza de Temer es la economía. Su principal tarea como vicepresidente ha sido promover el crecimiento y desarrollo de Brasil como potencia emergente alrededor del mundo, con el fin de buscar oportunidades de inversión.        Es descrito como una persona discreta y formal, pero eso no lo exime de tener un lado un poco más sensible. En 2013 publicó un libro de poesía llamado Anônima Intimidade. Además, está casado con una ex concursante de belleza a la que le lleva 43 años.No obstante, no está libre de polémica. El senador del PT Delcio Amaral afirmó que Temer nombró a dos directivos de Petrobras que fueron condenados por fraude, lo que lo implicaría en la trama de corrupción.Gilmar Mendes: el juez progresistaGilmar Mendes es el magistrado de 60 años de edad del Tribunal Supremo de Justicia de Brasil que bloqueó la asignación del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva como ministro en el gobierno de Rousseff. Tiene una extensa carrera como juez y en la academia. Además, ejerce como profesor en la Universidad de Brasilia.Mendes, quien fue designado para la Corte Suprema durante la gestión del ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), tildó de cleptocracia el sistema que ha implementado el Partido de los Trabajadores en el poder desde 2003. «Yo ya hablé de un modelo de gobernación cleptocrático que no fuimos capaces de evitar. Sería deseable que el Tribunal de Cuentas, la policía o la Fiscalía hubiesen interrumpido este panorama de corrupción antes», dijo Mendes en Lisboa sobre las fallas del sistema judicial.También ha salido en defensa del juez Moro por haber filtrado la grabación telefónica entre la presidente y Lula, en la que esta le avisa que le había enviado el documento de su designación como ministro para usarlo en caso de necesidad. Alegó que Moro fundamentó su acción porque el contenido de la grabación era de interés público, pero que es algo que debe ser examinado por los tribunales superiores.De acuerdo con BBC Mundo, Mendes es de tendencia progresista y usualmente como juez vota  por temas que son apoyados por la izquierda como la legalización de las drogas, el matrimonio homosexual, el aborto, y se preocupa e interesa por las malas condiciones de las cárceles.Considerado como un hombre polémico ha defendido de manera pública la separación del Poder Judicial y ha destacado que en Brasil la carrera judicial se hace por concurso público, por lo que es difícil que un partido ponga a sus simpatizantes.


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