Los lectores italianos pueden adquirir desde hoy los dos polémicos libros que con material clasificado describen las tensiones e irregularidades financieras que el papa Francisco se encontró al comienzo de su pontificado. Se trata de «Via Crucis» (Editorial Chiarelettere), escrito por el encargado de abordar el escándalo «Vatileaks» en 2012, Gianluigi Nuzzi, y «Avarizia» (Editorial La Feltrinelli), de Emiliano Fittipaldi. Los dos volúmenes tomaron posición este jueves en las estanterías de las librerías romanas, expuestos a viandantes y compradores que, en los últimos días, han asistido a la revelación y divulgación de estos secretos en los medios de comunicación. Uno de esos compradores, Michele Marsili, adquirió los dos libros y los mostró a Efe con cierta indiferencia porque, aunque aseguró ser un apasionado de las intrigas vaticanas, consideró que «no aportarán nada nuevo que la Curia no haya hecho ya en los dos últimos milenios». «He seguido todos estos hechos y todo el clamor que han suscitado. No es nada que la Iglesia no haya hecho en miles de años. Ha pasado por escándalos que ya se han convertido en un modo de actuar», opinó. Consideró que el papa «está revolucionando la Iglesia como institución», pero a su juicio se está viendo «solo en la punta del iceberg… Por debajo hay otros asuntos, como la Curia, algo innoble desde siempre». En las puertas de una conocida librería romana, Cristina Russo dijo sentirse «muy disgustada» por la oposición a las medidas del pontífice argentino, al que consideró «buenísimo» por estar «apostándolo todo para restituir la dignidad a la Iglesia». «Espero que el papa consiga emprender el camino para salir de esta situación y pueda completar su proyecto de purificación de la Iglesia», dijo esta romana antes de acceder a la librería. La Santa Sede ha denunciado que estos libros incluyen material secreto y que por lo tanto proceden de un hecho ilícito, una sustracción, al tiempo que ha subrayado que el escenario que plantean ha sido ya superado por las reformas de Francisco. El Vaticano ha vuelto a sufrir una fuga de información por la que fueron detenidas dos personas, el sacerdote español Lucio Ángel Vallejo Balda y la seglar italiana Francesca Choauqui, puesta en libertad por colaborar con la Justicia. Vallejo Balda (La Rioja, 1961) está preso acusado de haber sustraído y difundido material relativo al organismo que coordinaba, la ya extinta Comisión investigadora de los organismos económicos y administrativos de la Santa Sede (COSEA), instaurada por Francisco para poner orden en las cuentas de la Iglesia. Este jueves recibió la visita de un miembro de la embajada de España ante la Santa Sede y fuentes diplomáticas informaron a Efe de que «está bien» y que recibe un «buen trato». De las investigaciones de Nuzzi y Fittipaldi emerge la figura de un papa Francisco que al comienzo de su ministerio se encuentra con unas cuentas descontroladas y con una Curia habituada a un elevado tren de vida y alejada de los principios de austeridad que profesa. Nuzzi explica en su tercera obra sobre este tema, después de «Vaticano SPA» (2009) y «Sua Santità» (2012), que mientras el pontífice vive en un apartamento de unos cincuenta metros cuadrados, varios purpurados cuentan con lujosas viviendas en los aledaños de la sede de San Pedro por los que pagan nimias cantidades económicas. Asimismo mantiene que la mayor parte del dinero que los fieles católicos de todo el mundo destinan al Óbolo de San Pedro, ente dedicado a las obras de caridad, van a parar al mantenimiento de los gastos de la Curia, a la que se le ofrecen descuentos en productos como el tabaco o la gasolina. Uno de los señalados por estas acusaciones es el que fuera secretario de Estado de Benedicto XVI, el cardenal Tarcisio Bertone, recientemente involucrado en una polémica por la construcción de un lujoso ático. Bertone denunció hoy estas «calumnias» en una entrevista publicada por el diario Il Corriere della Sera y aseguró haber pagado de su bolsillo las obras del apartamento de la discordia.


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