Como no podía ser de otra manera, la mirada de Ecuador y el mundo se ha centrado en las víctimas humanas del terremoto de magnitud 7,8 del pasado sábado, que ha dejado unos 350 muertos y más de 2.000 heridos, pero hay otro llanto, a veces silencioso: el de animales a los que también se les derrumbó todo.Así como hay perros perdidos, otros abandonados, unos más durmiendo en los escombros de lo que un día fue su hogar, esperando a los suyos, que quizá no volverán, otros animales también han sido víctimas del terremoto del sábado en el norte de la zona costera.?Los animales son seres que sienten, que necesitan tener derechos, no podemos mirar hacia otro lado; seres que han sido muchas veces víctimas de injusticia y maltrato de personas que creen que por ser humanos tienen un puesto especial por sobre otros seres?, dijo Jordan Cruz, de la asociación Defensa de la Vida Animal.Junto a carpas donde se recibe ayuda para los damnificados por el terremoto, Cruz recauda alimento balanceado para perros, gatos y animales de granja, así como medicamentos e insumos médicos.Basado en informes preliminares desde la zona del desastre, Cruz dijo a EFE que hay «animales que han sido víctimas, que están muy mal heridos y otros que están abandonados».Por eso, con los más de 300 kilos de alimento balanceado que han recolectado, así como con medicinas, 10 veterinarios y rescatistas van a Pedernales para atender a los animales «en situación de emergencia, víctimas de terremoto», dijo.Dependiendo de la situación que encuentren en la zona, el equipo se quedará en Pedernales o se desplazará a otros sectores también afectados por el terremoto, del que ha habido más de 300 réplicas.En sus doce años de vida, la Asociación ya ha atendido a animales en emergencias, como en algunos momentos durante las erupciones del volcán Tungurahua que comenzaron en 1999, donde encontraron animales de granja sin alimento ni atención veterinaria.Cruz consideró lógico que la gente se olvide de los animales en tragedias tan devastadoras como la que ahora afecta a Ecuador.»Sin embargo, las cosas están cambiando y gracias a la gente hemos recibido bastantes donaciones. Necesitamos más porque la situación es muy grave», agregó el activista, quien recolectó ayuda en varios puntos de Quito y recibió donaciones en la llamada «Cruz del papa», en el parque La Carolina.Por su capacidad logística, la organización que, además de ecuatorianos, tiene en sus filas a voluntarios de Alemania, Venezuela, Cuba, Argentina y Brasil, no puede desplazarse por todo el país en busca de ayuda, pero recibe donaciones en cuentas bancarias para comprar insumos.No descartan trasladar a Quito a animales más graves, para atenderlos en hogares temporales y darlos luego en adopción, o mantenerlos en una casa hogar, donde, según comentó, realizan una rehabilitación integral del animal: social, psíquica y física, porque también son seres que sienten, aunque no todos lo vean así.


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