Estados Unidos aseguró hoy que las elecciones regionales de este domingo en Venezuela no fueron libres ni justas, y advirtió que seguirá presionando económica y diplomáticamente al régimen de Nicolás Maduro para que se restaure la democracia en el país.

«Condenamos la falta de elecciones libres y justas ayer en Venezuela. No se escuchó la voz del pueblo venezolano», dijo la portavoz del Departamento de Estado estadounidense, en un comunicado.

Las elecciones a gobernaciones del domingo dieron una victoria al oficialismo, pero la oposición venezolana se ha negado a reconocer esos resultados y ha denunciado trampas e irregularidades masivas por parte del aparato del Estado durante los comicios.

La portavoz del Departamento de Estado aseguró que las preocupaciones que tenía Washington respecto a la cita electoral se cumplieron.

«Hubo una falta de observadores independientes y creíbles, una falta de auditoría técnica para la tabulación del Consejo Nacional Electoral (CNE), cambios de último minuto a locales de votación sin notificaciones públicas, manipulación del diseño de las boletas, y una disponibilidad limitada de máquinas de votación en los barrios de la oposición», precisó Nauert.

La portavoz destacó la valentía, determinación y voluntad del pueblo venezolano, que trató de ejercer su derecho constitucional de votar en los comicios del domingo.

«Mientras que el régimen de Maduro siga comportándose como una dictadura autoritaria, nosotros trabajaremos con los miembros de la comunidad internacional e impondremos todo el peso del poder económico y diplomático estadounidense a favor del pueblo venezolano en su intento de restaurar la democracia», alertó Nauert.

Los resultados oficiales ofrecidos por la autoridad electoral dan al oficialismo las gobernaciones de 17 de los 23 estados del país, frente a los 5 que habría conseguido la oposición y a la espera de que se decida la suerte del estado restante, el disputado Bolívar.

La alianza de partidos opositores Mesa de la Unidad Democrática (MUD) dijo el domingo que no reconoce los resultados por las múltiples irregularidades, que ya denunció durante la campaña y por la supuesta falta de transparencia del recuento.

Desde 2006, las elecciones en Venezuela no han estado seguidas por observadores internacionales, aunque en esta ocasión sí hubo acompañantes extranjeros, una figura con menos independencia para verificar el proceso, que han dado por inválidos los resultados oficiales.


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