Irán vive desde el jueves pasado una ola de protestas contra la situación económica y el gobierno de Hasan Rohani, ha provocado 21 muertos y cerca de 500 detenidos.

El 28 de diciembre, cientos de personas salieron a las calles en la segunda ciudad del país, Mashhad, para protestar por el alza de los precios y el desempleo, y desde entonces las manifestaciones se han extendido a otras ciudades. Además han exigido la liberación de los presos políticos.

Para frenarlas, las autoridades decidieron bloquear las redes sociales, especialmente Telegram e Instagram que los manifestantes usan para organizarse.

El guía supremo, Alí Jamenei, rompió ayer su silencio y acusó a los “enemigos” de su país de unirse para dañar al gobierno. “Están usando todos sus medios, su dinero, sus armas, sus políticas y sus servicios de seguridad para crear problemas. El enemigo siempre está buscando una oportunidad y cualquier grieta para infiltrarse y golpear a la nación iraní”, señaló.

El presidente Rohani acusó a una “pequeña minoría de agitadores” de ser responsables de las manifestaciones pero aseguró que el gobierno está dispuesto a “resolver los problemas de la población”, en particular el desempleo, que afecta al 12% de la población activa.

Elegido en mayo para un segundo mandato, Rohani ha sacado al país del aislamiento luego del levantamiento de sanciones internacionales, gracias al histórico acuerdo alcanzado en 2015 con las potencias internacionales. Sin embargo, éste no produjo una mejoría económica.

El principal grupo reformista iraní, presidido por el ex presidente Mohamad Jatami, condenó la violencia de los “alborotadores que aprovecharon las manifestaciones y las protestas pacíficas para destruir bienes públicos e insultar los valores religiosos y nacionales sagrados” y denunció el apoyo de “los enemigos del pueblo iraní, con Estados Unidos a la cabeza”.

Las protestas son las más importantes desde el año 2009, cuando se produjo un movimiento de rechazo contra la reelección del presidente ultraconservador Mahmud Ahmadineyad.

Preocupación mundial. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que ha hecho de Irán una de sus bestias negras, aseguró ayer en un tuit que “el pueblo está finalmente actuando contra el brutal y corrupto régimen iraní. La gente tiene poca comida, una gran inflación y no tiene derechos humanos”.

La Casa Blanca evitó pedir un cambio de régimen y dijo que lo que quiere es que se respeten los derechos humanos, al tiempo que advirtió que no descarta la opción de sancionar al gobierno a medida que aumenta el número de detenciones de los manifestantes.

El gobierno de Canadá también expresó su preocupación. “Apelamos a las autoridades iraníes a apoyar y hacer respetar los derechos democráticos y humanos”, indicó el ministerio de Relaciones Exteriores. Ottawa se mostró “animada por el pueblo iraní que ejerce su derecho fundamental a manifestarse de forma pacífica”.

Aseguraron que van a seguir “apoyando los derechos fundamentales de los iraníes, incluida la libertad de expresión”.

El presidente francés, Emmanuel Macron, pidió contención y calma a su homólogo iraní, Hasan Rohaní, en una conversación telefónica en la que le manifestó su preocupación por el número de víctimas.

Convocarán al Consejo de Seguridad

NACIONES UNIDAS AFP

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, expresó su pesar por el número de muertos en las protestas, y llamó a la república islámica a respetar los derechos de los manifestantes pacíficos.

“Lamentamos la pérdida de vidas humanas y esperamos que no haya más violencia. Esperamos que los derechos de reunión pacífica y expresión del pueblo iraní sean respetados”, dijo el portavoz de Guterres, Farhan Aziz Haq.

Estados Unidos anunció que está buscando la convocatoria de una sesión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU para adoptar una respuesta ante las protestas que se están registrando en Irán. “Las libertades consagradas en la Carta de Naciones Unidas están bajo ataque en Irán”, afirmó en declaraciones a los periodistas la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley. Según Haley, la idea es que también haya otra reunión de urgencia del Consejo de Derechos Humanos, en Ginebra, para analizar el mismo tema.

La embajadora estadounidense no precisó la fecha en la que se celebrarían las reuniones, pero dijo que será en los próximos días. “Vamos a tener conversaciones en el Consejo de Seguridad y ver qué necesitamos para tener una sesión de urgencia”, afirmó.


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