Estados Unidos impuso este lunes 21 de mayo, doce drásticas condiciones para llegar a un nuevo acuerdo con Irán sobre sus programas nuclear y balístico, y advirtió que, mientras Teherán no se preste a ello, le impondrá unas sanciones «sin precedentes» destinadas a debilitar el régimen iraní y cambiar su comportamiento.

En su primer discurso sobre política exterior, el nuevo secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, enumeró una serie de duras exigencias a Teherán que algunos analistas interpretaron como una señal de que el objetivo real de Washington no es llegar a un nuevo acuerdo, sino presionar por un cambio de régimen en Irán.

«Irán no tendrá nunca más carta blanca para dominar Oriente Medio», garantizó Pompeo en su discurso en el centro de estudios conservador Heritage Foundation.

Dos semanas después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciara la retirada del acuerdo nuclear alcanzado en 2015 junto a Irán y otras cinco potencias, Pompeo aseguró que su gobierno no está dispuesto a «renegociarlo».

En su lugar, EE UU quiere alcanzar con Irán un «tratado» -ratificado por el Congreso- que no solo aborde el programa nuclear, sino también otros temas difícilmente aceptables para Irán.

En el plano nuclear, Irán «debe declarar completamente al OIEA (Organismo Internacional de la Energía Atómica) las anteriores dimensiones militares de su programa atómico, y abandonar ese trabajo permanentemente y de forma verificable», afirmó Pompeo.

También tiene que «proporcionar al OIEA un acceso incondicional a las instalaciones (nucleares) en todo el país», además de «acabar con el enriquecimiento de uranio y no buscar nunca un reprocesamiento de plutonio», cerrando su «reactor de agua pesada».

La cuarta condición de EE UU es que el régimen de los ayatolás «acabe con su proliferación de misiles balísticos», y la quinta es que «libere a todos los ciudadanos estadounidenses» y de países aliados «detenidos bajo cargos falsos o desaparecidos en Irán».

La lista se completa con una serie de exigencias relacionadas con las actividades iraníes en Oriente Medio: el fin de su apoyo al grupo libanés Hizbulá, a los palestinos Hamás y Yihad Islámica, a las «milicias chiíes» en Irak y a los hutíes en Yemen, además de a los talibanes en Afganistán y a Al Qaeda.

Asimismo, EE UU exige que Irán «retire de Siria a las fuerzas bajo comando iraní» y detenga el apoyo a terroristas de las fuerzas Quds, la unidad internacional de la Guardia Revolucionaria iraní.

Por último, Irán debe cesar «sus amenazas de destruir Israel y su disparo de misiles hacia Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos».

Esas condiciones van más allá de las del acuerdo de 2015 -que permitía a Irán enriquecer uranio bajo límites estrictos- y encajan con el argumento de EE UU e Israel de que no se puede cambiar el comportamiento iraní centrándose solo en su actividad atómica.

Si Irán accediera a esos «grandes cambios», Estados Unidos está preparado para «acabar con los principales componentes de cada una de sus sanciones» contra el régimen, prometió Pompeo.

«Estaremos dispuestos, en ese momento, a restablecer las relaciones diplomáticas y comerciales con Irán», además de «permitir que tenga tecnologías avanzadas» e incluso «apoyar la modernización» de la economía iraní y su «reintegración» en el mundo, agregó.

Mientras eso no ocurra, se impondrá «una presión financiera sin precedentes al régimen iraní», que se elevará hasta convertirse en «las sanciones más fuertes de la historia».

«La punzada de las sanciones se volverá cada vez más dolorosa si el régimen no cambia su rumbo», subrayó.

Pompeo admitió que la reanudación de las sanciones, que afectan también a terceros países, «presenta dificultades financieras y económicas para algunos amigos» de Estados Unidos, como los países europeos, pero advirtió que eso no frenará a Washington a la hora de castigar a quienes hagan negocios en Irán.

Dijo, además, que Trump agradecería el apoyo de Europa a su nueva estrategia, pero es consciente de que la Unión Europea (UE) podría «intentar mantener activo» el pacto de 2015.

Su discurso estuvo lleno de alusiones a que el pueblo iraní «merece algo mejor» que sus líderes actuales, y aunque no llegó a pedir abiertamente un cambio de régimen, sí lo insinuó.

«En algún momento, el pueblo iraní conseguirá tomar una decisión sobre su liderazgo. Si toman rápidamente esa decisión, sería maravilloso. Si deciden no hacerlo, seguiremos firmes en esto hasta que logremos los resultados que hemos delineado», indicó Pompeo.


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