El gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional reanudaron en La Habana sus negociaciones centrados en lograr un alto el fuego bilateral antes de las elecciones presidenciales del 27 de mayo, y en concretar la participación de la sociedad en el proceso de paz.

Las delegaciones retornaron a la mesa después de que en abril pasado el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, anunció que su país se retiraba como garante y sede del proceso negociador en tanto la guerrilla del ELN continuara ejecutando actividades terroristas.

Los diálogos, que se encuentran en su quinto ciclo, tendrán el mismo escenario en el que se fraguó el acuerdo de paz entre el Ejecutivo del presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, luego de una negociación de cuatro años que culminó en la conversión en partido político de la guerrilla más antigua del continente.

El líder del equipo negociador del gobierno con el ELN, Gustavo Bell, dijo que se siente razonablemente optimista en obtener “resultados concretos y favorables a mediano plazo”, mientras que el jefe de la delegación de la guerrilla, Pablo Beltrán, afirmó que ninguna adversidad hará que se levanten de la mesa de diálogo. Ambos manifestaron su “profundo agradecimiento a Cuba por acoger este ciclo y por su compromiso con la paz en Colombia y en Latinoamérica”.

Bell aseguró: “Somos completamente conscientes de la responsabilidad histórica que tenemos”. Espera que pronto la convivencia pacífica, el respeto y la solidaridad sean los valores que rijan la realidad social de Colombia.

Agregó que es necesario dar pasos decisivos y llegó la hora de ir concretándolos, aunque precisó que las medidas que se negociarán en esta etapa son un medio y no un fin en sí mismo.

Confió en lograr, al retomar este nuevo ciclo, un alto el fuego más robusto, que permita llegar en paz a las elecciones presidenciales de dentro de dos semanas.

Beltrán reiteró que ninguna adversidad hará que la guerrilla se levante de la mesa negociadora porque “el único camino para Colombia es la paz”, aunque mostró su preocupación por las  dificultades que atraviesan las FARC en su proceso de desmovilización.

La antigua guerrilla, que firmó la paz con el gobierno en 2016, “ha puesto todos los huevos en la misma canasta y ven que está a punto de caerse y romperse”, opinó Beltrán. “Si nos espera ese escenario, no son muchas certezas las que podemos ver”, advirtió.

En cuanto a la búsqueda de un nuevo alto el fuego, el guerrillero confió en alcanzar un pacto mejor que aplique las enseñanzas del anterior, que duró 101 días, entre el 1° de octubre y el 9 enero pasado, y marcó el mayor hito desde el comienzo de los diálogos de paz en febrero de 2017.


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