El gobierno británico viró su estrategia sobre el brexit al comunicar que dará prioridad a los preparativos de una salida sin acuerdo, en un aparente intento por dibujar un escenario catastrofista y aumentar así la aceptación de su pacto.
El Ejecutivo se reunió ayer con los ministros a fin de concretar que la planificación para una retirada abrupta del Reino Unido del bloque comunitario tenga una “prioridad operativa”, en lo que el titular del brexit, Steve Barclay, calificó como un ejercicio de responsabilidad.
El gabinete acordó que un total de 2 millardos de libras (2,22 millardos de euros) repartidos entre todos los departamentos gubernamentales estarán destinados a los planes de contingencia en el caso de que ocurra ese escenario.
A lo largo de la próxima semana se enviarán 80.000 correos electrónicos para asesorar a las empresas con el objeto de que estén preparadas por si acaso, finalmente, el 29 de marzo de 2019, día en el que está previsto que se haga oficial la separación, no se ha conseguido fijar el pacto. Además, el Ministerio de Defensa adelantó que pondrá a 3.500 soldados “en alerta” por si deben prestar asistencia a otros departamentos del gobierno, por ejemplo, puertos o aeropuertos.
En una intervención en la Cámara de los Comunes, el ministro de Defensa, Gavin Williamson, precisó que el contingente incluirá militares “regulares y de reserva”, que estarán listos para colaborar en las tareas que se les designen. Con todo, Barclay recordó que la prioridad del gobierno conservador es conseguir que el Parlamento apruebe el tratado acordado con Bruselas.
La primera ministra, Theresa May, ya ha indicado que los líderes de la Unión Europea se muestran a favor de aclarar aquellos asuntos del pacto que inquietan a los diputados, en concreto, la salvaguarda pensada para evitar una frontera física entre las dos Irlandas.
Después de cancelar la votación del acuerdo en Westminster, que se había programado para el 11 de diciembre, May anunció que esta se producirá la semana del 14 de enero, una fecha que para el líder de la oposición, Jeremy Corbyn, es tardía y, por ello, el lunes presentó una moción de censura contra el liderazgo de la primera ministra.